miércoles, 10 de julio de 2013

EL DEDO QUE TODO LO PUEDE

Perdonen la expresión pero ¡mecaguen la hostia! Como dirían nuestros amigos de Bilbao. Pero no es para menos. Con todo lo que nos está cayendo, con lo que nos están machando a recortes, y cambios de modelo productivo, sí, ese que implica que el trabajador trabaje más por menos dinero; con todos los “que si”, que nos están metiendo: que si excelencia en educación, que si una sanidad más saneada, vaya redundancia, que si optimizar la administración, que si sanear la banca y las finanzas, que si las pensiones, que si los servicios públicos, que si la seguridad social, que si…

Pero vamos a ver. Si aquí, en este país, sabemos todos que la cosa no funciona así, ni excelencia, ni mejoras, ni agilidad administrativa, ni nada. Aquí el único mecanismo que funciona no es la educación, ni la sanidad, ni el Banco Europeo, ni la Merckel, es el DEDO. Ese maravilloso Dedo que todo lo puede y que todo el mundo no posee. El que tiene un dedo se santigua o lo que es lo mismo, el que tiene padrino. Y así ha sido siempre en todo, desde hace siglos. El que tiene alguien conocido entra por la puerta grande del Hospital y el que no sale con los pies por delante; el que tiene un conocido trabaja y el que no a verlas venir; el que tiene contactos, (lo llaman) recibe subvenciones o becas o servicios y el que no a macharse los sesos para tirar p’alante. Y así podríamos seguir en todo los aspectos de la vida.

Es el dedo. Lo malo es que hay quienes tienen más dedo que otros. Así ha sido siempre. Antes el dedo lo tenían aquellos que estaban a bien con el cacique de turno, que solía ser quien tenía más tierras. En algunos sitios esto no ha cambiado mucho, en otros han entrado nuevos dedos que pillar: véase empresarios, banqueros... Es lo que ha paso en el PP el dedo lleva a unos buenos ingresos con los que mantener una pirámide de dedos. Aunque también se había logrado que funcionen otras cosas que no eran el dedo mediante la formación o las oposiciones. Pero la sombra de Dedo siempre deambulaba por encima de nuestras cabezas. Y hoy tengo la sensación de que vuelve el Dedo decisivo, ese que todo lo puede. Esas medidas del Gobierno para la optimización de todo, no van más que hacia una meta: el dedo. Aquí va a seguir valiendo más el dedo que un billete de 500. Puñetas y yo sin un dedo al que agarrarme.

1 comentario:

arantza dijo...

This is spain vecina