lunes, 13 de marzo de 2017

EL DESCRÉDITO DE LA ESCUELA PÚBLICA NAVARRA

Los datos reflejados en Tudela son desoladores, que dos colegios concertados sean más valorados y elegidos por las familias que los cuatro centros públicos dice mucho, no sólo de la política, sino de la propia sociedad que los sustenta.

Jamás he podido entender cómo se llega a valorar más una escuela concertada que una pública. Jamás, porque tengo experiencia en ambas. La escuela pública es de todos, la construimos todos, los profesores son elegidos en base a la igualdad, mérito y capacidad. Bien es cierto que, quizás, las oposiciones no sean la mejor forma de valorar las capacidades de una persona, de un profesor, pero es la única manera de hacerlo en igualdad. Y, por supuesto, es mucho mejor que el dedo, el hijo de, tan habitual en la concertada. Habrá quienes cuestionen este supuesto porque no son todos, pero es así en los concertados y privados y en otros muchos puestos de trabajo no sujetos a oposiciones. Y el que no quiera verlo que no lo vea.

Evidentemente, la política de recortes, la indefinición ante modelos distintos, la desigualdad en el reparto de alumnos, el cambio de jornadas ha influido; estos aspectos supongo que serán a analizados por parte de quienes nos representan. Sin embargo, entiendo que debe haber otro tipo de componente proveniente del entramado social, de la idiosincrasia propia.

En este sentido siempre he tenido la sensación de que la sociedad Navarra ha sido un tanto elitista, con una necesidad de diferenciación. Quizás sea el exceso de navarrismo arrastrado desde hace años, que promueve un orgullo patrio que para mí sigue siendo trasnochado, pues ese orgullo de lo propio no hace más que limitar las perspectivas y la amplitud de miras que te puede otorgar una mente abierta hacia lo que no es exclusivo.

Muchos dirán que qué tiene que ver el orgullo patrio con la educación concertada. Sencillo: la diferenciación como grupo. Mientras la escuela pública, entiendo, que debe tender al impulso de la persona como ente diferenciado, la concertada, en cambio, puede alentar la definición como grupo social, como grupo diferenciado con unos valores concretos, normas concretas y hasta vestimenta concreta. Porque no podemos olvidar que la escuela privada y concertada ha sido elegida siempre por las clases más favorecidas, era un plus de personalidad, como quien lleva un Mercedes o ropa de marca; mientras en la pública se vivía y se vive la complicación de tener que atender a la diversidad.

En suma, se podría decir, que en esta elección subyace un ansia de privilegio, algo muy asumido en nuestra Comunidad teniendo en cuenta que somos, en comparación con el resto de Comunidades, un ente diferente, privilegiado, diría yo, en el ámbito de competencias y de relación con el Estado.

Por eso siento lástima, lástima al comprobar que no apoyamos realmente a la escuela pública. Evidentemente, cada cual es libre de elegir. Pero yo estoy plenamente convencida de que no es mejor; puede ser igual en el ámbito curricular, pero no mejor en lo que se refiere a la formación como persona en independencia, libertad de pensamiento y en el esfuerzo que un alumno de la escuela pública debe llevar a cabo. Y eso forma carácter, forma en la lucha.