jueves, 29 de febrero de 2024

LAS SOMBRAS DE AQUELLOS JÓVENES MUERTOS

 "Madrid es la comunidad donde más mayores murieron en la residencias". Vaya por delante que una pérdida siempre duele, a pesar de los años. Pero que se convierta en consigna, en una avalancha de informaciones constantes, da qué pensar. Parece que el único objetivo es tumbar a Ayuso, cuando hay muchas cosas por hacer en lugar de ocuparse de alguien. No soy votante de Ayuso, pero tengo memoria y años de experiencia con mayores y residencias para que dichas informaciones no me produzcan la alarma que intentan provocar los medios y seguidores en sus redes.

En base a la memoria quiero recordar que, en esos tiempos a los que se refieren, Madrid sufrió más que ninguna otra ciudad; porque Madrid era y es un foco de llegada, salida y viajes internos en metros y cercanías, mientras en las noticias se decía que no había problema, que la gutículas caían. Pero lo que más recuerdo, cuando todo explotó, es que murieron muchos jóvenes de los que nadie habla, ni se preocupa; recuerdo que para explicar las muertes de aquellos jóvenes se decía que tenían patologías previas y ahí se acababa la cosa. Hoy nadie rescata su memoria; de esos nadie dice nada. Se murieron jóvenes porque se tenían que morir. Los mayores no, los mayores de los que hablan no se tenían que morir, tenían que vivir más porque, supongo, no tenían patologías previas, por eso estaban en residencias.

De los jóvenes no se acuerdan los medios, ni el Gobierno, ni nadie, porque no deben rentar, salvo para sus familias ¿Por qué no hablan de esos jóvenes? ¿Por qué no hablan de esos 450 jóvenes muertos reconocidos? Sí, parecen pocos, pero eran jóvenes con la vida por delante y niños,  pocos, pero niños.

Aquí lo que importa, a fin de cuentas, son los votos y machacar a la Ayuso. El bienestar ciudadano, la lógica de la vida y la supervivencia en la que se entiende que deben vivir lo jóvenes, eso no es de su incumbencia. Si se mueren será que algo han hecho mal. Pero si se mueren los ancianos no, eso hay que combatirlo.

Y esa es la tónica general. Los jóvenes poco importan. Que hay que subir las pensiones, se suben, ya pagarán los jóvenes trabajando más años, porque hay que lograr votos, que hay más mayores. Que hay que darles vacaciones, se las damos. Los jóvenes que se vayan a un concierto, pero sólo los nacidos en un año concreto.

Lo importante es que murieran mayores en las residencias, algo que ocurre cada día y en época Covid con mayor intensidad. De hecho, por aquella época, algún sanitario me comentó que en Navarra tampoco se llevaban a los hospitales, porque era necesario hacer un triaje. Lo que hizo Madrid fue amparar las decisiones que debían tomar los médicos para que no cayese sobre su conciencia. Lo que yo pensé, sabiendo que mi madre estaba en una residencia, es que pasase lo que pasase, ella no fuera al hospital a interferir. Y espero que no se me señale, ya que acarreo 20 años de cuidados de ascendientes.

Sin embargo, el triaje no importa; no importan aquellas sombras de jóvenes que murieron; lo que importa es que los mayores murieran en residencias.

¡Que futuro tiene una sociedad que pone por delante a los mayores frente a los jóvenes! Pónganse en situación: llega un chico de 15 años y un señor de 80 en las mismas condiciones ¿A quién salvarían? Hay quienes empezarán con disquisiciones filosóficas, pero no el tiempo corre en ciertos momentos. Así es de crudo y así fue. Dirán que es discriminatorio, edadismo, nazismo, incluso. No, no es eso; es que a veces la realidad nos da un tortazo y nos pone en su sitio. En el sitio que vivieron nuestros ancestros y en el lugar natural del que vinimos. Y conste que, a veces, se decide por el que más posibilidades tiene de salir.

No digo que no mereciesen atención, que hay que andar con pies de plomo hoy en día, sino que este debate está soslayando uno más importante ¿Cuándo se va a hablar de ese futuro en el que los padres mayores no tendrán familia porque tienen un solo hijo? Pretendemos que ese hijo hipoteque totalmente su vida en pro de sus padres. Se responderá: ellos te cuidaron, ahora te toca. Ese es lo que toca, es muy duro, se lo advierto. Porque esto no es una lotería. Además, acaso los padres tienen hijos para que les cuiden. No, eso es ser egoísta. Pero ese debate no está encima de la mesa. No renta hablar de algo que es complejo y crudo.

Y porque es crudo y complejo, me parece denigrante la insistencia en este debate que algunos medios de comunicación parecen explotar a costa de esos padres que perdieron a sus hijos y que todavía ven su sombra en las paredes de su habitación y en su memoria. Ni siquiera puedo imaginarme lo que pueden sentir.