lunes, 21 de diciembre de 2015

Un análisis electoral nada sesudo

Quizás porque me esperaba un mayor batacazo, no me siento insatisfecha con el resultado del Partido Socialista. No me gusta, pero es lo que hay. No voy a rasgarme las vestiduras.

Era de esperar que, ante los problemas que estamos sufriendo, surgiese un salvador al estilo de los predicadores, repitiendo un sonsonete que repiten  todos los representantes del Partido Podemos en todas las Comunidades. Nadie se sale del guión. Además han logrado llevarse el voto nacionalista, pues era lo que esperaban: un partido estatal que les diera lo que quisieran.

Y es normal que la gente quiera agarrarse a algo, a una posibilidad, por mínima que sea. La entiendo, aunque yo desconfío porque en sus palabras se vislumbra, se intuye la huella de la manipulación sociológica y psicológica.

Pero no me voy a entretener con algo evidente, sino con el Partido Socialista, donde se repite el mismo modelo en muchos lugares sea la federación Madrileña, la Navarra o la Agrupación de Tudela: dos o más bandos enfrentados por el poder y una inmensa, ingente cantidad de personas con sueños, con ilusión, con ideas, con valentía que observa pasmados cómo unos pocos, muy pocos, quieren dejarse ver, mostrar, como dirían en Francia, su savoir faire, su retórica, sus estrategias, alimentar su ego personal mediante sesudos análisis, pero sin una pizca de ilusión.

Y creo, sencillamente, que es así, porque si esos sesudos analistas estuvieran hablando de ideas, de proyectos, de ilusión no se enzarzarían en batallas descalificadoras, las primarias serían reales y no una refriega de cuchillos, y  no habría alegría irónica con la pérdida de votos,  sino que colaborarían en le debate, en la discusión positiva, en levantar la cabeza y mirar al frente para seguir luchado por lo que creen y, sobre todo, por escuchar a esos verdaderos socialistas.

Porque los verdaderos socialistas no son esas cabezas pensantes, son la gente que hay detrás. Aquéllos que han ido el día de las elecciones con su voto en la mano, orgullosos de ser lo que son; son aquellos que han estado currándose las mesas, esperando la pequeña alegría de un voto más. Esos que han vivido las mejoras que, en el pasado, les ha proporcionado su partido. Son ellos los que sienten. Ellos son el verdadero partido socialista. Y si la gente viese esa imagen, la verdadera, y no las cabezas pensantes luchando cada día por su pequeño trocito de protagonismo, quizás y sólo quizás, otro gallo nos cantaría.

Pero no, lo que ven es que cada vez que hay pérdida de votos, los gallos secundarios se lanzan como hienas a la carnaza. Y los socialistas de verdad, que lo que desean es ver un aliento, un seguiremos luchando, un agradecimiento, asisten pasmados al espectáculo del reparto de migajas y las risas complacidas.

Por eso a mi no me verán con los sesudos. Me verán disfrutando, pasándolo bien con esos socialistas de verdad, que se ilusionan con un pequeños voto más y un adelante compañeros. Porque a mi me gusta seguir soñando con una sociedad más humana.

viernes, 11 de diciembre de 2015

El secuestro de las emociones

El secuestro de las emociones es lo que ha tenido sometidas a las mujeres durante siglos. La mujer ha visto cómo sus emociones han sido rechazadas y secuestradas al arbitrio del otro. Lo que sentían, lo que deseaban, lo que les hacía feliz, la manzana que querían comer, todo ello estaba envenenado. Por eso han sido juzgadas, valoradas y secuestradas hasta que la mujer no ha sabido quién era, qué quería, qué deseaba o qué sentía. 
 
Asumió las emociones que no eran de ella como propias. Y es desde hace muy pocos años cuando comienza a descubrirse, a reclamar sus emociones, a reclamar su cuerpo y su mente. Las mujeres estamos intentando recobrar  nuestras emociones; quizás andemos, a veces, algo perdidas. Los hombres acusan a las mujeres de excederse buscando no la igualdad, sino la prioridad. Sin embargo, lo que ocurre es que a ellos también les arrebataron ciertas emociones, no tantas, no es comparable; pero muchos todavía no se han dado cuenta que tienen que recuperarlas. Les robaron el llanto para que fuesen hombres, por ejemplo. El problema de la mujer es el problema del hombre porque no se ha dado cuenta de que tiene que recuperarse.

Ambos sexos, individualmente, han acabado secuestrados por un imaginario colectivo. Así es normal ver a los hombres sentados en un bar, solos; pero una mujer no. Y eso por qué. No hay razones, hay un imaginario colectivo. Cosas simples, sencillas, se vuelven complicadas para la mujer porque está condicionada por ese imaginario, por prejuicios, por convencionalismos. Y es hora de que la mujer rompa su silencio, rompa sus cadenas. La revolución, ante esos convencionalismos, la va a protagonizar la mujer, porque el hombre no tiene grandes cadenas. Una revolución necesaria que puede llevarnos a una nueva sociedad, más libre.

Y quizás hay quienes no tienen ganas de que eso ocurra. Por eso, acaban matándolas.


miércoles, 21 de octubre de 2015

SECTORES OLVIDADOS POR UN GOBIERNO AL QUE LE VIENE GRANDE EL CAMBIO

Espero y deseo, fundamentalmente por nuestro bien, que sólo lo hayan retrasado, que lo tengan previsto en algún momento. Sin embargo, eso no impide que tenga la sensación de que en este nuevo Gobierno hay sectores y parcelas que están quedando relegados a otros momentos. ¿Cuáles son esos momentos? Es una incógnita. Incluso algún que otro se va quedando olvidado por falta de visualización, es decir, ni se ven, ni se sienten. Quizás porque ni llevan banderas, ni marchan, ni nada de nada. Y eso que la Presidenta, en su discurso de investidura, señaló que lo social iba a ser una prioridad. Lo estamos esperando.

De hecho, me preocupa la Dependencia y el Medio Ambiente. Los primeros, los dependientes, no salen a la calle, ni protestan, ni gritan porque bastante tienen con vivir el día a día. Los ciudadanos van conociendo casos puntuales que salen en televisiones, como si fuesen casos aislados y que, gracias a la tele, se van resolviendo de una forma particular, sin que nadie afronte el tema como lo hizo en su día Zapatero y que requiere de afianzamiento y de mejoras; el segundo, el medio ambiente, porque las instituciones se han encargado de convertirlo en una molestia para el progreso en lugar de una oportunidad.

En lo que se refiere a la dependencia me preocupa el acuerdo programático de Gobierno. Desde mi punto de vista, creo que se desconocen algunos aspectos de la dependencia, cuando algún partido quiere pasar a segundo plano la figura del cuidador. Por ejemplo, el acuerdo en su punto seis del apartado dependencia señala la necesidad de “reorientar las prestaciones. Incrementar la prestación directa de los Servicios en detrimento de las ayudas económicas”. Las ayudas económicas suelen estar destinadas a un cuidador, una figura esencial que suele ser un miembro de la familia. Algunos optan por contratar servicios de apoyo, de atención a domicilio; pero, en otras ocasiones, con circunstancias especiales, el familiar es quien mejor puede realizar la labor del cuidado del dependiente.

Sin embargo, algunos partidos del cuatripartito quieren desterrar esta figura, deduzco que siguiendo esa línea tan habitual de criminalizar al ciudadano, suponiendo un aprovechamiento económico por parte de ese familiar-cuidador, sin tener en cuenta que puede que tenga que estar pendiente durante las 24 horas del día, con el consiguiente menoscabo de su vida.

Claro que, con estos nuevos partidos, es muy difícil concluir si es eso lo que quieren hacer, desterrar a los cuidadores. A veces lo han dicho; pero como es imposible saber si lo tienen todavía en cartera o lo van a consultar en la próxima asamblea.....Al final, una no sabe si debe hablar o no sobre este supuesto. Pero lo digo por si se les ocurre decidirse. Lo cierto es que, en su acuerdo, dejan claro la apuesta por las residencias, eludiendo cualquier circunstancia especial que pueda suponer una dificultad como el coste y la deuda que se genera.

No sé si han discutido sobre el tema, pero existen muchas aristas que solventar en la gestión de las ayudas a la dependencia, así como las respuestas que se pueden dar a los ciudadanos, que deben ser muy diversas y flexibles, tanto como las problemáticas actuales que puedan existir. Y esas respuestas deben ser resueltas por unos Servicios Sociales más eficaces y mejor dotados de estrategias y medios, tanto legales como de recursos.

A ello hay que añadir la precariedad laboral de algunos trabajadores de la Agencia Navarra de la Dependencia. Por ejemplo, economistas a media jornada. No sé si el nuevo Gobierno se habrá dado cuenta de ello. Pero no ayuda al punto 5º de su programa: “Reducir a los tres meses el tiempo empleado en la valoración de la situación de dependencia y eliminar las listas de espera tanto en la valoración como en la aplicación de los recursos que correspondan”. Lo cierto es que una persona a media jornada, que tiene que buscar otro trabajo para subsistir, hace que algunos expedientes puedan verse retrasados o, sencillamente, traspapelados.

En el ámbito del medio ambiente, ¡qué decir! Es un hermoso elemento que adorna los programas, pero que, irremediablemente, se olvida al llegar al Gobierno. Tengo la sensación que ningún partido se cree lo que dicen del medio ambiente, salvo al hablar de energías renovables; ahí se acaba todo lo que tienen que hacer, todo su discurso, olvidando las potencialidades de investigación y la resolución de problemas que estas pueden otorgar. Ninguno apuesta por ello, salvo como promoción turística. Y es que creo que no se creen lo que dicen, principalmente porque su mentalidad trabaja todavía desde un punto de vista a corto plazo, a través de un sistema dirigido hacia la producción y no hacia la felicidad del individuo y su bienestar. Si pensaran en ello sobrarían fotografías soltando águilas y, más aún, aquellas fotos de águilas muertas por una gestión ineficiente de lo que algunos creen que es medio ambiente. ¿Les vendrá grande el cambio?


domingo, 4 de octubre de 2015

VISUALIZAR UN FUTURO PARA LOS CIUDADANOS (con cualquier apellido)

El Partido Socialista de Navarra, el que fuera partido de gobierno, es hoy el quinto partido en la Comunidad Foral. Pero eso no le debe alejar de la esencia de lo que ha sido y debe seguir siendo el PSN y el PSOE: soñar. Los socialistas somos soñadores de un mundo mejor para todos. Pero en Navarra nos hemos entretenido con demasiadas estrategias electorales, intentando adaptar el discurso a meras estimaciones. Sin embargo, creo que debemos volver a soñar y, sobre todo, a visualizar lo que queremos, el mundo que deseamos, la justicia que ansiamos, el desarrollo que pretendemos. Porque visualizando estamos más cerca de hacerlo realidad. Si nosotros lo vemos, los verán los ciudadanos. Pero para eso hay que tener un proyecto y un discurso claro y visual.

Sin embargo, ese discurso claro se diluye. Hablamos de incentivar lo social, la educación y la sanidad pública, la igualdad, la justicia... Cosas que ha hecho ya el Partido Socialista cuando estuvo en el Gobierno. Por tanto, hay algo de lo que no hablamos o, sencillamente, ya no nos creen o creen e identifican esos objetivos con otros partidos. Y aunque nos empeñemos, seguirán haciéndolo. Porque no tenemos que ser sólo críticos, que supone ir por detrás de quienes toman la iniciativa, sino valientes. Tengo la sensación de que vamos dando bandazos y coqueteando de flor en flor, sin definirnos, pasando la pelota, cuando debiéramos decir esto es lo que somos, esto es lo que pensamos.

Ahí está la última cuestión, la transitoria cuarta de la Constitución. No hay una opinión definida en el Partido. Hay que debatir sobre el tema, se dice. Sin embargo, en alguna ocasión he intentado sacar el tema en Comités Regionales y ahí se ha quedado. Tenemos demasiados complejos. No es el único tema, también frente al polígono de tiro de Bardenas u otros temas donde seguimos dando vueltas; igual que esos nuevos partidos en los que nadie sabe muy bien hacia dónde van sus políticas porque deben consultar en función de la situación y, por tanto, hay que creer a ciegas.

El Partido Socialista en Navarra tiene que hacerse visible con nuevos sueños que se reflejen en unas nuevas maneras de hacer las cosas en sus Ayuntamientos. Hoy hace falta responder a las necesidades urgentes, pero también hay que dar respuesta a un futuro deseable. Por eso, es necesario visualizar ese futuro y hacerlo visible a las gentes. Iniciativas en pueblos que no se restrinjan al sector primario y festivo, sino que vayan mucho más allá. Hay que arriesgar. ¿Dónde queda la economía verde de la Conferencia Política del Partido Socialista? No nos lo creemos, no soñamos, no visualizamos. Existe la posibilidad de compaginar iniciativas en el sector primario con otros proyectos de investigación, de colaboración con universidades que visualicen en la población rural las potencialidades que pueden existir en otros sectores que no sean el primario, servicios y turismo
Hacer visible a la población que existen sectores no explotados o no desarrollados en la línea necesaria, la del ser humano. Puede que hoy no sean efectivas a corto plazo, pero es posible asentarlas en el futuro, si queremos que nuestros jóvenes formados, universitarios, se queden también en el mundo rural. ¿O hemos renunciado a ello? No. No debemos hacerlo. Hay que cambiar muchas mentalidades y necesitamos a esos jóvenes para que las cambien; mentalidades que deben crecer, ampliarse, abrirse al mundo y eso se hace a través de la cultura, cultura no sólo tradicional. Y la experimentación, porque todo surge a través del ensayo-error, pero si no ensayamos, si no visualizamos, nunca llegaremos a nuevas cotas de bienestar, un bienestar que quizás hoy desconocemos y que no se limita al consumo.
Hoy son muchos los que hablan de cambio, pero no cambia nada, salvo mayores subvenciones, mas ayudas. Yo no aspiro a eso, yo quiero gente libre de estar sujeta a ayudas, libre y feliz, sin que tenga que pedir nada.

Y saben cómo se consigue eso sintiéndolo, viviéndolo y visualizando ese futuro, creyendo en él. Hagámoslo visible, para un cambio real y no de palabra.

martes, 15 de septiembre de 2015

PROBLEMAS MÁS ACUCIANTES QUE EL PAI

La Ley Foral 6/2008 dice que los libros de texto de los centros sostenidos con fondos públicos serán gratuitos para todo el alumnado que cursa dicha enseñanza. Un reconocimiento lógico si tenemos en cuenta que la educación primaria y secundaria es obligatoria. Pero el desarrollo de la Ley deja recovecos en los que las familias acaban siendo las paganas y la educación pública deja de ser gratuita; cuestión que todos sabemos; así se forjan ese tipo de mentiras a las que, al final, nos acostumbramos.

Estamos en la época en la que las familias han tenido que afrontar la cuestión de los libros. Y muchas de ellas han acabado cabreadas, más si cabe teniendo en cuenta que la Ley Wert ha hecho que se tengan que cambiar los libros de texto y el préstamo haya quedado suspendido. No es de extrañar, pues la educación en España y en Navarra es un cachondeo en todas sus vertientes. Porque los libros entran en gratuidad según determinadas condiciones y los mecanismos varían según los centros, y así, las familias, tienen que hacer un estudio pormenorizado de los sistemas antes de encargar los libros. Cosa que, lógicamente, muchas de ellas no hacen. Simplemente, porque la Administración, y todavía más la administración regional, que se supone mas cercana, debe estar para facilitar los trámites a los ciudadanos, no para cabrearlos, literalmente hablando.

Por otro lado, los centros y profesores, conscientes de la problemática existente, intentan hacer lo que pueden con los recursos económicos disponibles, haciendo fotocopias o utilizando las nuevas tecnologías. Pero llegan hasta donde llegan.

Desde mi punto de vista, siempre he considerado que comprar un libro no es un gasto, sino una inversión; pero siempre y cuando hablemos de libros, porque lo de hoy en día ha dejado de ser eso. Por ejemplo, que unos libros de 1º de Primaria cuesten 100 euros, no se puede entender.

Por eso, ante tal desaguisado en la educación, ante tanta falta de información, transparencia, organización, me sorprende que los primeros pasos del Gobierno Foral hayan sido hacia la moratoria del PAI. ¿No eran más urgentes otros asuntos? Por ejemplo, facilitar las cosas teniendo en cuenta el cambio de libros propiciado por Wert. Los centros, ante la renovación de libros, optan por un sistema, por ejemplo el de emitir bonos para que las familias puedan coger los libros en los establecimientos adheridos. Pero nadie señala que los bonos cubren el precio mínimo garantizado, nada más. Así muchas familias, como por ejemplo ha ocurrido en la Ribera, no sé si en más lugares, han tenido que desembolsar entorno a 100 euros; parte de esa cantidad era por los libros que, aun entrando dentro de la gratuidad, había que pagar porque el bono no llegaba, y la otra parte por los libros que no se incluían, aquellos que no se pueden reutilizar; que no sé para qué sirven en secundaria, teniendo en cuenta que los niños ya saben muy bien escribir y pueden copiar. Eso sí, los libros de esas familias pertenecen al Gobierno, como establece la Ley. Por tanto, debemos concluir que algunas familias han pagado este año por su uso. Eso no es gratuidad.

Y digo algunas familias porque, además de pagar, se han encontrado con que, desinformadas como estaban, no sabían que el bono les iba a cubrir menos en función del establecimiento al que acudieran. Así ha sucedido que se han encontrado con una diferencia de precio entre las grandes superficies y algunas librerías que podía rondar los 40 euros. Y es que la primeras garantizaban el precio mínimo. Sin embargo, algunas familias han querido apostar por las librerías, esas que se encuentran en los cascos viejos, ese pequeño comercio al que el Gobierno quiere proteger. Menuda manera de protegerlo, a costa del bolsillo de las familias y de su cabreo. En este desaguisado ha habido, incluso, quien intentó pedir presupuestos de los libros. No hubo manera. Por eso muchos se sienten estafados. Un bien público, un material que el Gobierno compra, tiene que ser un material igual para todos, no puede ser que a unos les cueste un dinero y a otros un poco más. No es serio, como en todo en nuestra educación.

La educación en España y en Navarra acaba siendo un cachondeo. Los padres pueden elegir colegio concertado libremente, auxiliados por la administración, pero los padres que apuestan por lo público no pueden elegir la librería más cercana. Si su economía no se lo permite tienen que ir a las grandes superficies donde les ofrecerán el precio mínimo garantizado. ¿No sería más fácil que fueran los colegios los que dieran los libros para evitar estas situaciones?

Así que no puedo dejar de pensar ¿les corría tanta prisa el PAI o era más importante no cargar la economía de las familias? ¿Dónde está la lucha contra la pobreza? Hoy en día habrá familias que por esos libros obligatorios y “gratuitos” tengan que restringir sus gastos. Y ya no hablo de familias sin trabajo, incluso con trabajo, ese maravilloso trabajo de ahora que ofrece sueldos tan de cachondeo como la educación.


jueves, 3 de septiembre de 2015

LASTIMA DE CONMOCION

El mundo, las conciencias se han despertado por una foto dramática. Sí. Me conmueve, me entristece, pero también, al contrario que a mucha gente, me produce lástima. Lástima de que una foto les conmueva, pero no les haya conmovido el hecho de que cada año UNICEF o Save de Children o multitud de Agrupaciones les hablen de miles de niños muertos de hambre, de sed, de guerras, de persecución. Ahí las conciencias ni se mueven. Hace falta una foto ¡Vaya por Dios! Una foto y todos se levantan. El problema será hasta cuándo; como en tantas catástrofes y tragedias, siempre hay un límite de caducidad en nuestra conciencia.

Porque, lamentablemente, después querremos volver a nuestras vidas, a esas cosas que creemos que nos hacen felices. Olvidamos que para que nosotros vivamos como vivimos es necesario que otros mueran de hambre porque la tierra no da para más. Decimos hay que compartir, pero sin renunciar a ese par de zapatos que solo nos pondremos una, dos o tres veces en la vida.

Nos agrada y nos complace el ex Presidente de Uruguay, José Mújica, pero somos incapaces de vivir como él, con lo que realmente nos hace felices, con tiempo, tiempo para disfrutar de esas cosas que no se producen en una fábrica, sino que son producto de la tierra, del mundo, de la humanidad. Incapaces de disfrutar de nuestro cuerpo, del amor a la vida, condicionados por un pasado religioso sea católico, mahometano o del Dios que quiera cada cual, porque todos parecen poner condiciones a la vida.

Y echamos la culpa a los Gobiernos, que la tienen, pero no nos olvidemos de nosotros, que también; que queremos seguir viviendo en nuestro islote occidental, fuera de toda tragedia, lavando nuestra conciencia con donativos, pero sin cambiar un ápice nuestra forma de vida, nuestra visión de la vida y la felicidad. Una vida y una felicidad que se limitan a tener cosas. ¡Qué pena! Lástima de humanidad que entrega su ser a las cosas materiales y olvida las inmateriales.

Somos incapaces de pensar que debemos cambiar, que debemos empezar a pensar que la tierra merece nuestros respeto y respetando la tierra, respetaremos a nuestros semejantes.

Nos va costar cambiar. Pero sería bueno empezar a pensar que ese cambio es necesario, que el trabajo debe sustentarse en el objetivo de la felicidad inmaterial, no en el simple objetivo de producir para ganar dinero y consumir productos que otras fabrican. Fabriquemos Felicidad y conciencia, en lugar de cosas. Seguro que así no volverá a conmovernos una foto, sino nuestras propias actitudes.

lunes, 27 de julio de 2015

LAS DIVERSAS SENSIBILIDADES NAVARRAS Y MUCHAS MÁS

El nuevo Gobierno de Navarra habla mucho de sensibilidades. La propia Presidenta hablaba en una radio de sensibilidades de navarros aberzales y navarros españoles, por definirlos de algún modo, especificó. Pero olvida la Presidenta que hay más sensibilidades, entre ellas las de aquéllos que no queremos ser definidos, ni encajados, ni delimitados, a los que no nos gustan los condicionamientos de grupo; aquéllos que, quizás por haber vivido en pueblos, sienten que los localismos, la defensa exacerbada de lo propio, de lo nuestro como lo mejor, del trabajo para los de casa, de la vivienda para los de aquí, no hace más que provocar endogamia y empobrecimiento; aquéllas sensibilidades que gustan de lo otro, que se enriquecen con los demás, a los que les gusta ver el mundo en su amplitud, sin las fronteras físicas, sin las diferencias locales, regionales o nacionales. Sensibilidades abiertas a nuevos horizontes, a nuevas actitudes, a nuevas costumbres, o, mejor, abiertas a eliminar costumbres, a fulminar el deber ser por el ser mismo.

Esa sensibilidad ¿dónde la ubican? Esa sensibilidad que no quiere ser juzgada por criterios aberzales ni nacionales. Me habla, el nuevo Gobierno, de libertad de elección, pero¡ qué libertad puedo tener si para acceder a un puesto en la Administración las sensibilidades que aprenden euskera tienen más puntos, 5 ahora, quién sabe cuántos después? De qué libertad me habla si en su programa habla de una navarra plural, para después definirla como euskaldun y orgullosa de sus dos lenguas. Cuando habla de pluralidad, pero desde la euskaldunizacion. En serio, no sé si este gobierno cree que se es plural cerrando el paso del trabajo a gentes que vengan de fuera, imponiéndoles una lengua con la cual no tienen ninguna relación. Y a mí me gusta que venga gente de fuera, gentes diversas, plurales. Eso es pluralidad. Evidentemente, estamos en dos planos diferentes, este Gobierno cree que hay una frontera entre Navarra y comunidades como La Rioja y Aragón. Yo no lo creo. Soy ribera.

Yo quiero que mi cultura se embadurne con trazos de múltiples colores, con todos los colores que sea capaz mi sensibilidad de abarcar. No me aprisiones entre cuatro paredes. Me niego.

Las culturas nacen, se desarrollan y desaparecen. Le pasó a los pueblos mesopotámicos como los sumerios o babilonios, a los griegos o a los romanos. Queda su legado, que hay que tener presente, pero mirando hacia delante, hacia culturas más abiertas, abiertas de verdad, sin condicionamientos, ni definiciones posteriores y, sobre todo, menos cerradas en sí mismas.

Entiendo que las restricciones de épocas pasadas hayan supuesto, para las sensibilidades aberzales, una opresión que hoy ha explotado en exceso y quieran, ahora, vivir y sentir únicamente su cultura. Pero es hora de abrir puertas, de compartir, de verdad, no con las limitaciones que el Gobierno impone, de no establecer distinciones, salvo las puramente individuales, alejarse de convencionalismos, formalidades y leyes eternas.

Porque si estamos hablando de sensibilidades, no deberían mezclar algo tan personal con la política. La política debe estar guiada hacia todos. La cultura, simplemente no debe ser impuesta, sino ofrecida y que cada cual se sienta libre de querer o no acceder a ella. Del mismo modo que quienes desean aprender música, pintura, escultura, idiomas acceden por su cuenta a los diversos servicios que se ponen a su disposición, sin que se les den más puntos por ello.

Yo no tengo miedo a su Gobierno. Espero las mejoras sociales y de bienestar como prioridades básicas, aunque no comparto muchas de las medidas con las que pretenden alcanzar esos objetivos. Pero eso sí, no me vengan ensalzando el localismo como algo nuevo, no me vengan con discursos anclados en el pasado. Mi meta social es humana, simplemente humana, no aberzale, ni española, ni definida. Porque esa meta, ese objetivo está por construir y no puede sujetarse en viejos cimientos, sino en cimientos nuevos, mejores, enriquecidos y más robustos.

lunes, 8 de junio de 2015

POLÍGONO DE TIRO DE BARDENAS: MENOS AMBIVALENCIA, PSN

El primer asunto sobre el cual el PSN debería tener las manos libres para opinar en la Ribera es el Polígono de Tiro de Bardenas. En realidad, no tengo ni idea de lo que opina mi partido, el Partido Socialista, porque se ha definido en ambos lados y ha ido de un lado a otro, como en otras muchas cuestiones. Seguramente porque hay posturas encontradas entre los miembros mismos del Partido. Y eso es lógico. No es una cuestión sencilla, como algunos pretenden. Yo tengo una opinión muy clara y lo he dicho en muchas ocasiones en público y en privado. Son razones que muchos criticarán, pero razones igual que las contrarias:

  1. La zona del polígono de tiro es una zona reservada y destrozada sobre la que haría falta una actuación de limpieza importante con un enorme coste. Su desmantelamiento llevaría a buscar otro lugar donde llevar a cabo las prácticas. Un nuevo lugar donde destrozar nuevamente tierra. Si ya tenemos uno ¿para qué destrozar otro?
  2. Se argumentará que no hace falta un polígono de tiro. No lo veo así. Eso sería lo deseable en un mundo utópico, quizás posible, pero que hoy por hoy no existe, ya que el hombre sigue siendo despiadado, egoísta, individualista, etc. Es imposible no tener una infraestructura de este tipo. Sería impensable que, en un hipotético caso, saliésemos a defendernos de grupos como Isis, el Estado Islámico o Boko Haram entre otros, con rosas y al grito de paz y amor. Los siento, que vayan otros. Mis hijos no. No dejaré que los degollen sin luchar. Y ningún argumento me sirve para justificar ningún terrorismo.
  3. Dejando de lado las armas, que no son de mi agrado, los gastos militares incluyen cosas como la Unidad Militar de Emergencia, constituida por Zapatero (¡Vaya por Dios!) y que ha intervenido en acciones de rescate recientes como las últimas nevadas, inundaciones y en catástrofes. La ventaja que tiene el ejército, en estos casos, es que es jerárquico y, por tanto, las decisiones y acciones se transmiten rápidamente. No hay debate asambleario, (imagínense en una situación de emergencia reuniéndose en Asamblea para decidir qué hacer. Los pobres necesitados la tendrían clara). El ejército no es sólo armas, también es la unidad de la Guardia Civil que, también entrena en Bardenas, que desactiva bombas, tanto actuales como las que quedan enterradas de la guerra civil.
  4. No es uno de los problemas prioritarios de la población. No lo digo porque sí. Cuando todavía ejercía de periodista se me ocurrió, allá por el 2001, hacer una encuesta sobre las preocupaciones de la Ribera. El polígono era una de las que menos preocupación suscitaba en la población.
  5. Se habló, en aquel mismo año, sobre contaminación de uranio empobrecido. También en este caso, como periodista, se me ocurrió profundizar en el tema y contacté con expertos del centros epidemiológicos. Encontré que sí había índices preocupantes de cáncer en la comarca. Reportajes que no se mencionan en ningún lugar, pero que apuntaban no al uranio, sino a una contaminación por pesticidas y otros componentes utilizados en el sector primario que nunca se han mencionado. Es lo que tiene hacer periodismo independiente en esta Comunidad. En este caso hay multinacionales, de las que nadie habla, que hacen su agosto con estos productos, sin que nadie se atreva a abrir la boca.
  6. El polígono supone unos ingresos para los pueblos congozantes de 300,000 euros anuales a cada uno. Una cantidad, eso sí, que debiera ser regulada para que no sean usados arbitrariamente por los Ayuntamientos para fiestas o vacas, sino que revertiesen parte en proyectos medioambientales y fomento de iniciativas y empleo.
  7. En el ámbito medioambiental es necesario señalar que algunas aves en peligro, como el alimoche, encuentran en Bardenas un lugar tranquilo para vivir. E, incluso, a veces, encuentran el mejor lugar en el entorno del polígono de tiro, ya que es una zona donde no entra el turismo que, en algunas ocasiones, es muy molesto. Sobre esto no tengo evidencias. Sí que lo he oído a algún experto. Aunque puedo aportar alguna observación al respecto. En la última operación del ejército en Bardenas, pude ver un alimoche volando en Cabanillas. Me sorprendió, jamás los había visto por allí. Quizás había salido mientras la operación y volvería a si nido cuando todo quedase tranquilo.
  8. El ejército es necesario, Otra cosa es cómo se gestionan los gastos del mismo. Ahí es dónde se debería hacer incidencia para saber si el dinero invertido se utiliza debidamente.
  9. Insisto. No me gustan las guerras, pero soy realista. No me gusta ver cómo en Siria y en cualquier otro lugar, una cuadrilla de desalmados pasan a cuchillo a niños. Me imagino que son los míos y, en este caso, no lo dudaría, tomaría un arma, que no sé utilizar, y empiezo a pegar tiros. En este caso, sí que haría como esa Belén. Yo por mis hijos y por cualquier niño que me mira con ojos vidriosos, llenos de ilusiones truncadas, MATO. Es lo que tiene ser madre, te salen unos sentimientos, no racionales, ¿o sí? que no tenías antes.
     

lunes, 27 de abril de 2015

EXPECTATIVAS SANITARIAS PORQUE SOMOS HUMANOS

Hablando con un médico de atención primaria me comentó que, a nivel de gestión, habían crecido las expectativas de las personas en cuanto a la sanidad, concluyendo que en ello había contribuido la evolución social. Eso me hizo pensar; pensar en las sociedad que todos hemos construido. Una sociedad pragmática, competitiva, individualista en la que los lazos de amistad se limitan a compartir aficiones, las vecindad ha dejado paso a la indiferencia y la familia es cada vez más pequeña gracias a esa denominada movilidad geográfica laboral. Eso conlleva dos interpretaciones; aquellos que dicen que esto fomenta el aumento de los problemas sanitarios en busca de los cuidados que ya no nos otorgan los más cercanos, y aquéllos que apuntan que no es así, sino que lo que aumentan son las expectativas de cuidados. Dando por buenas ambas interpretaciones, lo que nos encontramos, al final, es una mayor demanda de cuidados en general, sean físicos, psíquicos o psicosociales.

Una demanda real a la que debemos responder: o la atendemos o la dejamos de atender. No puede un Estado eludir esa realidad o mirar para otro lado.

Evidentemente, eso implica un aumento de los costes económicos que es lo que más preocupa: la financiación y la eficiencia, (qué bonita palabra y cómo la aprovechan algunos) Pero la eficiencia y la financiación también tienen dos puntos de vista y quizás más: el puramente economicista, a corto plazo, y el punto de vista humanista. El economicista mira los costes actuales, calcula recursos por número de pacientes, etc; el humanista mira la persona, una persona que quizás pueda empeorar, y que quizás está trabajando, y tiene niños o gente que depende de ella o muchas otras cosas.

Muchos se preguntan por las plataformas que surgen. No son más que la respuesta a la falta de ese apoyo que se ha perdido en el individualismo. La gente con problemas no sabe dónde acudir, el Estado se hace el sueco, nunca mejor dicho, bajo la premisa nórdica “tú te los has buscado o algo habrás hecho para estar así”. Pero es que el Estado somos todos, todos nosotros, no es un ente artificial, etéreo.

Los problemas sanitarios, están, por tanto ahí, son reales, aunque hayamos sido responsables, todos, de esa situación. Ahora queremos que se resuelva y no vale buscar culpables, hay que dar solcuiones. La gente no acude a los médicos por afición o por gusto. Como en todo, hay matices, pero habría que señalar que cualquier generalización es perversa. Del mismo modo que no se puede decir que todos los políticos son corruptos, o que todos los médicos tienen consulta privada sin renunciar al 35% de su sueldo, tampoco se puede decir que todos los pacientes se aprovechan de las sanidad pública. Muchos comentarios sobre unos u otros lo único que consiguen es dividir a la población: los pacientes porque los médicos no les atienden o les dicen que se tome un ibuprofeno; los médicos porque los pacientes no hacen más que quejarse y a ellos no le dan suficiente tiempo; los políticos quejándose de unos y otros. Todo porque no se tiene en cuenta lo que de verdad importa en este asunto. Por eso, no es de extrañar que en la mesa redonda, organizada por la Plataforma Ribera en Defensa de la Sanidad Pública, en la que estuvieron casi todos los Partidos Políticos, hay quienes no entendieran nada, no se sintieran representados, se sintieran vacíos en lo esencial.

En cierta forma todos hemos fallado, dejándonos llevar por el individualismo y hoy nos encontramos solos. Estamos solos, pero rodeados de mucha gente. Por eso ha llegado el momento de tomar partido y decidir qué modelo sanitario queremos: el frío de los países del norte, que son capaces de mirar cómo se ahogan seres humanos sin el menor ápice de vergüenza, o el latino, más humano, más filosófico, más amante de la vida. Que hayamos consentido y construido una sociedad individualista y pragmática no quiere decir que tengamos que mantenerla. La sociedad está uniéndose para ciertos objetivos esenciales como la sanidad, la educación y un último pilar, que se ha convertido últimamente en esencial ante el envejecimiento poblacional y la soledad, la dependencia. Las asociaciones deben servir para algo más que para organizar actos festivos y lúdicos, tienen que participar en la redacción de prioridades. Porque los técnicos hablarán de cuestiones técnicas, los gestores se su cartera de recursos, los políticos de su cartera de servicios; pero para saber qué sanidad queremos deberían haber primero padecido, sufrido y haber sido pacientes para comprender lo que quieren las personas; haber padecido y sufrido la situación de los trabajadores de la sanidad. La eficiencia, tan alabada, sirve para cuestiones como la energía, la industria, el desarrollo, pero no donde exista algo tan frágil, tan vulnerable, tan único y particular como el factor humano.

La Sanidad debe entenderse en un sentido más amplio hoy en día, porque las necesidades han cambiado. La Sanidad debe ser una bandera que hay que poner muy alto porque sin ella no es posible la felicidad. El objetivo de toda sociedad, creo yo, es que cada hombre, cada persona, sea feliz y eso no se consigue fomentando en la sociedad expectativas materiales. La expectativa más esencial, más humana, más primaria es la sanitaria, cualquier aspecto sanitario, encontrarse bien uno mismo. La sanidad no es cambiar un hueso por otro, ni curar una herida sangrante, es atender a las personas, en su totalidad. Quizás esto nos haga replantearnos nuestra prioridades a todos y empecemos a ver, profesionales y pacientes, la sociedad en general, que el crecimiento de expectativas como la sanitaria no es un lastre, no es un problema. Para mí resulta humano, lo que no entiendo es lo contrario, el crecimiento de las expectativas materiales, cuando sabemos que eso no nos va a dar la felicidad, sino la ilusión de tener más.

viernes, 27 de febrero de 2015

POBRE RÍO EBRO

Pobre río Ebro, sí. Pobre, porque te quieren cuando te portas bien y te odian cuando haces lo que has hecho siempre: anegar las tierras para fertilizarlas con tus limos. Ya están, ya se oyen los gritos de los políticos buscando culpables y los buscan en tu seno, en cualquier lugar, menos en sí mismos. Porque tú río Ebro, no tienes la culpa de ser un río. El río más caudaloso de España, nos decían en la escuela. Y yo cuando lo veía me preguntaba “si éste es el más caudaloso, cómo estarán los demás”. Pues en verano, pobrecito mío, te quedas en nada. Pero lo vociferantes han comenzado a buscar culpables, a ver quien grita más, que hay que dragar, que hay que sacar áridos, que hay que, que hay que.... Y nadie te entiende, río mío, nadie te mira, nadie quiere escucharte. Te echarán la culpa a ti y al Organismo rector, la CHE. Y ésta no está exenta, porque está gobernada por esos políticos que no escuchan a los técnicos. La CHE tiene un montón de gente estudiosa que quiere escucharte, pero no les hacen caso. Es mucho mejor gritar al unísono, gritar cuando vienes, buscar culpables, que en eso son expertos, siempre culpables, sin mirar si las obras que han promocionado, que han vendido, que han inaugurado son culpables de algo de lo que pasa. Los políticos son así, siempre buscan culpables en los demás. Los agricultores están enfadados. Es normal, ven su cosecha anegada y sólo escuchan a esos que vociferan, es más fácil escucharlos a ellos, gritan más y no saben dar soluciones, siempre acaban haciendo las mismas que no resuelven nada. No te escuchan a ti. Es que las cosas han cambiado, río mío; el mundo ha cambiado y las cosechas no se definen según tu capricho, sino según el mercado. No nos culpes a nosotros, las cosas son así y los agricultores que viven de esas tierras, que has convertido en fértiles, necesitan un poco de oxígeno. Ya lo sé, que tú vienes a dar oxígeno, pero no hablo de ese oxígeno, mi río. NO. Hablo de un poco de tregua para sus cosechas. Ya sé, te han hecho mucho daño. Hay pueblos que ponen barreras más altas y tú te tienes que salir por el pueblo colindante. Si ya me fijo, mi río, ya me fijo en la Casa de las Marquesas, de Cabanillas, siempre ahí ¡Cómo sabían los de entonces como eras, como te crecías en algunos momentos! Pero ya verás como algún día llegas a ella, porque vendrán a encajonarte más desde arriba y más y más y la pillarás. Que ha habido pueblos que han hecho contigo lo que han querido y lo pagan los demás. Si ya se ve, salvo quien no quiere ver. ¡Ay, mi río, qué va a ser de ti! Van a seguir enfadados contigo. Y a tus familiares, el Arga, por ejemplo, a ése también le han hecho de las suyas, para que sea más bonito, para que tenga paseos, para que no sirva para lo que sirve un río, para regar y dar vida. Porque tú, mi río Ebro, no eres de nadie, te debes al cielo, a la tierra, al mar que alimentas, te debes a los pájaros, a los rebaños, al hombre, pero éste no te escucha, no te entiende. Pobre Río Ebro.

miércoles, 18 de febrero de 2015

ESTE COCHINO Y MíSERO PRESENTE DE POLÍTICOS FLORERO

Se acercan las elecciones y eso me hace reflexionar sobre el panorama más cercano, más conocido, sobre los que nos toca decidir a cada uno y lo que toca decidir a los partidos que quieren representarnos. En estos momentos, es cuando les sugiero que, desde mi humilde punto de vista, necesitamos políticos que den la talla, que crean, que tengan ideas valientes e, incluso, me atrevería a decir, hasta cierto punto descabelladas.

En determinadas comarcas rurales, como la de la Ribera de Navarra y supongo que en muchas otras de España, solemos conformarnos con lo de siempre, con lo que hay. Cuando vienen malos tiempos, intentamos seguir con lo de toda la vida, para ver si la cosa cambia y volvemos a estar como antes. Siempre se ha comentado que a los ciudadanos nos falta implicación, que nos falta ciudadanía, ese pensamiento que tiende al bien común. No es de extrañar, por tanto, que suela haber personas que se acerquen a los Ayuntamientos única y exclusivamente para saber “qué hay de lo mío”. No es de extrañar porque, incluso, nuestros propios representantes solicitan servicios que tienen que ver con sus necesidades personales, enmascarándolas como bien común.

Y si los ciudadanos se han conformado durante muchos años sin recibir un soplo de aire fresco, no menos lo han hecho los políticos. Estamos acostumbrados en pueblos y ciudades, quizás de toda España, a votar por la siglas o por el más “majo” de los que se presentan, encontrándonos después unos representantes que poco o nada luchan en las instituciones. Mientras unos benefician a los suyos, otros sencillamente votan en contra, sin aportar absolutamente nada, sin profundizar, sin reflexionar, sin plantear expectativas de futuro. Nos hemos acostumbrado a ciertos políticos florero que están para representar y poco o nada para luchar. Algunos dirán que hay muchos políticos que gestionan muy bien el patrimonio municipal. Y no lo niego, y aún más, hay mucha gente partiéndose la cara en política, luchando sin que nadie lo perciba; porque hay gestiones que el ciudadano jamás ve, esas gestiones que no reciben el aplauso de la concurrencia porque no son fiestas, ni grandes obras o servicios.

Sin embargo, veo también, sobre todo a nivel municipal y regional, que a muchos les faltan ganas e implicación para salir a las instituciones a por todas. Por poner un ejemplo vivido personalmente: la Mancomunidad de Servicios de la Ribera de Navarra. Una Mancomunidad nacida para la recogida de basura, que aglutina a todos los municipios, que ha dejado de ser puramente de basuras, para convertirse en otra cosa, en una Mancomunidad de Servicios, aunque al final sólo se dedica a residuos. Un ente que debiera implicarse más en otras facetas de la vida de la comarca. Sin embargo, sólo ha servido a los intereses del Gobierno Foral a la hora de financiar servicios que debía prestar el propio Gobierno, como el autobús de la vida para los enfermos oncológicos. Y desde ella se podrían impulsar muchas cosas, proyectos mancomunados. Sin embargo, sus Asambleas daban pena y, supongo, seguirán dando pena por la falta de debate y de propuestas.

Pero pasa lo mismo en los Ayuntamientos que lo único que esperan es que llegue una empresa (fundamentalmente agropecuaria) o promocionar el turismo; ahí se acabaron las ideas. Pero de implicarse en iniciativas pioneras nada de nada. Con decir aquello de “yo hago todo por mi pueblo”.

¿Y qué es todo? Puñetas. Eso ya no sirve. No es una cuestión de pueblos, eso es egoísta y endogámico. Citando a José Luis Sampedro ¿Acaso creemos que se puede arreglar nada desde cada pueblo, sin ocuparnos más que de nuestras tierras? Hay que mirar por la comarca, por todos, porque mirando por todos, fomentamos la actividad general y concreta. Quizás estamos acomplejados con el tema agrícola. Tenemos una tierra excelente y unos productos reconocidos y con eso nos quedamos. Sin embargo, entiendo que debemos aspirar a más. De hecho, una de las cuestiones que siempre se menciona en los programas es la cuestión medioambiental. Ahora bien, esta cuestión en los pueblos se reduce a cacas de perros y parques. Y es mucho más, aunque haya alcaldes, muchos, muchísimos, incluso del PSOE y hasta alguno se viene a mi cabeza, que no lo vean. De hecho, ahí está la Comunidad de Bardenas Reales, que otorga 300.000 euros a cada congozante, sin que nadie pida cuentas a sus Ayuntamientos sobre qué hacen con ese dinero, sin que dediquen, quizás, un sólo euro de ese dinero a proyectos medioambientales o de incentivación, o de investigación o apoyo a nuevos sectores o qué sé yo cuántas cosas, con que haya fiestas todos contentos. Y creo que nuestros políticos de aquí, de la Ribera o de cualquier lugar de España, también tienen que creer que esta tierra pueda acoger algo más que una agricultura y ganadería excelente. Es capaz de hacer otras cosas, tiene jóvenes preparados para ello.

No sé si los políticos, nuestros representantes, están demasiado cansados o demasiado cómodos. Mientras, nuestros jóvenes, los de esta fértil comarca, esos jóvenes formados en nuestras Universidades, creadas y pagadas con nuestros impuestos, tienen que salir a trabajar fuera de nuestras fronteras y que nuestra inversión en ellos se vaya al carajo, porque es más importante seguir como siempre a ver si escampa. O, simplemente, no hay ideas en las cabezas de los políticos. Y yo quiero políticos con ideas, no discursos hermosos dedicados a la Justicia, la igualdad, la Libertad..... Eso ya los sabemos, nos falta la práctica, los hechos. Y a mí no me importaría si un político se equivoca intentando mirar hacia el futuro, lo que me preocupa es que se queden anclados en el presente, en este puto y mísero presente.

sábado, 14 de febrero de 2015

OSITOS EN ATAÚDES BLANCOS


Hoy 14 de febrero, viendo las noticias no me percato de las elecciones, porque vuelve Lampedusa a mi memoria y esa “Madre agarrada a su hijo” y las imágenes con hileras de cajas, algunas de ellas blancas.

Ositos de peluche adornan sus ataúdes blancos ¿Por qué no me los distéis antes? Antes de que mi madre o mi padre, locos por mí, aterrados viendo mis ojitos suplicantes, atravesaran el mar para conseguirme ese osito con el que jugar. Y ahora, ¿Cómo juego si mis manos están frías?

Hermosos ojos atravesando el cristal de un autobús hacia ningún lugar ¿Y mi gatito, y mi perrito? Parece preguntar esa pequeña ucraniana : “luego volveré a por él, cuando no haya bombas, cuando no haya balas. Aguanta gatito, hasta que los mayores dejen de discutir”.

Recuerdo un reportaje: Niños inocentes en chabolas a 14 kilómetros de Madrid comentan sin percatarse de sus palabras, “los niños mayores se quedan con mis hermanos más pequeños y mi mamá se va a pedir con otros”

¡Y qué culpa tienen ellos de nuestros egoísmos, de nuestras inmundicias, de nuestras debates de mayores sobre deudas, sobre economías!

Después, siguen las noticias. Organizaciones de ayuda “primero los españoles”. ¿En serio? ¿A un niño?¿Les vamos a pedir el DNI? ¿Hace falta el DNI para jugar, para vivir?

¡Qué asco de noticias!


jueves, 29 de enero de 2015

MUCHO MÁS QUE UN LABORATORIO EN EL REINA SOFÍA

Han comenzado las movilizaciones por el mantenimiento de los laboratorios en el Hospital Reina Sofía, pero creo que la cuestión es mucho más amplia que un laboratorio. Quizás el debate lo estamos limitando a cuestiones económicas o sanitarias, que si la sangre viaja, que si el laboratorio centralizado puede ser más eficiente...No lo sé, son cuestiones que al común de los mortales se nos escapan, fundamentalmente porque no contamos con datos, ni conocimientos suficientes. Eso lo hacen los profesionales que están haciendo una enorme labor explicándonos, a través de charlas, en distintas localidades, su visión del problema. Nosotros, al menos, sabemos otras cosas, que aquí en la comarca de la Ribera o te dedicas a la agricultura, ganadería, a apretar tornillos o ser administrativo, o ya puedes ir cogiendo las maletas. Aquí, en esta zona, de impulsar la investigación, el empleo de calidad, que los jóvenes puedan ver en esta zona un lugar donde impulsar proyectos, donde quedarse para prosperar, para crecer profesionalmente, nada de nada. Resulta curioso que investigar centralizadamente en Pamplona sea una inversión y hacerlo en otras zonas sea un gasto, siendo la misma cosa. Y así ocurre que es un gasto el conservatorio, es un gasto la universidad, son un gasto los colegios, es un gasto la sanidad rural, son un gasto las bibliotecas y, lo más importante, invertir en la Ribera es un gasto innecesario.

No, no estamos hablando sólo del laboratorio. Hablamos de mucho más, de impulsar una comarca, de vertebrar una Comunidad, de como suelen decir, potenciar el eje del Ebro. Quizás es que el Ebro pasa ahora por Pamplona. Por eso, hay que recordar que eso que dicen muchos no son meras palabras lanzadas cuando llegan las elecciones; eso conlleva hechos y esos hechos se articulan en proyectos. Puede que algunos proyectos puedan no dar sus frutos; pero si muchos emprendedores pensaran igual que las instituciones, no habría empresas pioneras.

No voy a recordar aquel estudio de la UPNA, no es necesario porque todos lo tenemos en la cabeza, y no voy a eludir cierta responsabilidad que tenemos también los ciudadanos que nos hemos conformado con las migajas que nos daban, con un hospital que, desde que lo hiciera Gabriel Urralburu, poco o casi nada ha mejorado, salvo lo que viene siendo chapa y pintura. Esa inversión fue esencial para nuestra comarca. Hizo de ella una potencialidad. Me pregunto qué más se ha hecho en la zona que pudiera dar un cierto prestigio, una cierta calidad a los empleos. Salvo carreteras y ese pequeño campus Universitario, por el que se luchó de forma conjunta, nada. Infraestructuras ejecutadas por grandes empresas cuyos ingenieros suelen vivir fuera de nuestro ámbito, salvo alguna excepción.

Quiero recordar aquello que nos decían para los negritos: no les deis pescado, darles una caña de pescar. Pues eso, mantengan nuestros servicios, que son la caña de pescar para poder mejorar como comarca . Estamos hartos de las potencialidades del Valle del Ebro; queremos que se conviertan en realidad. Sabemos, en la Ribera, que tenemos una agricultura especial que hay que potenciar, pero no sólo de pan vive el hombre. Nuestros jóvenes formados en las Universidades necesitan otros sectores donde trabajar. Y la economía de cualquier lugar requiere de diversificación. Eso quiere decir desarrollo de diferentes sectores para que la economía de un lugar no sea dependiente de un sólo sector. No soy economista, pero eso, al menos lo sé, y esperaría que nuestras representantes también lo supieran.

Espero que esos representantes estén a la cabeza de estas reivindicaciones. Algunos ciudadanos políticamente comprometidos, como yo me defino, sí lo estaremos. Porque hemos logrado grandes cosas juntos. Quiero recordar movilizaciones históricas como la de los pueblos de Fustiñana y Cabanillas, por primera vez unidos frente a un objetivo común, impedir la ubicación en Fustiñana de una empresa de residuos tóxicos. Fue un inicio. Al mismo tiempo, la Ribera se movilizó para lograr ese campus universitario y se logró. Y no quiero olvidar las movilizaciones en contra de la construcción del aparcamiento subterráneo en el Colegio Elvira España de Tudela, una pequeña comunidad, un Colegio, que sabía que la educación era más importante que el tránsito de vehículos. Y lo logró. No sé si olvido alguno, pero estos los viví especialmente. Por eso, volveré a estar y animo a todos a estar. Porque no hablamos de un laboratorio, hablamos de futuro.

Al menos, podrían pensar que si dejan aquí determinadas cosas tendremos más dinero y gastaremos más en Pamplona, a ver si así les pica el gusanillo. Lo malo es que muchos riberos se van más a Zaragoza. Va a ser eso.


jueves, 15 de enero de 2015

LO QUE NADIE QUIERE OÍR

Ya que hay mucha gente dedicada a decir a los ciudadanos lo que quieren oír, yo me voy a dedicar a decirles lo que no quieren oír; mas que nada por llevar la contraria, que es lo que se me da bien.
Aunque la crisis se debió a una cuestión financiera proveniente de los Estados Unidos, cosa en la que no me meto que para eso hay economistas, creo que si utilizamos la memoria, nadie me negará que todos veíamos que aquí se construía mucho, demasiado, gracias a la liberalización del suelo. Pero no quiero hablar de partidos políticos. Veíamos cómo gente de la noche a la mañana se construía casas de la leche, veraneaba en lugares que no localizabas en el mapa y llevaba coches que sólo veías en las películas (por exagerar un poco). Lo veíamos y estábamos entusiasmados. ¿Quién te decía que no podías ser el siguiente?
Pero lo importante no es eso. Lo importante es que a ras del suelo, en la base, veíamos con alegría cómo podíamos comprar 5 cazadoras, 10 pantalones, 10 pares de zapatos, sin mirar la etiqueta. Podíamos permitírnoslo. Pero todo era proveniente de países terceros. Estábamos descapitalizando, desindustrializando nuestro país alegremente. Que inventen otros, que nosotros compramos; que tenemos dinero. Pero, poco a poco, el dinero se fue a esos países con industrias y nos dimos la vuelta y ya no había más que construir y no había dónde meterse a trabajar. Aunque lo cierto es que, en realidad, se beneficiaron unos pocos, ya que éramos nosotros los que fabricábamos en esos países terceros. Algo que ya ocurrió con el sector primario con productos estrella como el espárrago.
Después nos fueron quitando todo lo que habíamos conseguido: sanidad, educación... en aras de una deuda que todos habíamos contraído, unos más que otros, pero todos por igual. Del mismo modo que, individualmente, habíamos adquirido nuestras deudas particulares de consumo.
Ahora nos dicen que con quitar a unos y poner a otros volveremos a tener lo que queremos. Pero no es cierto. Como dice el anuncio: no tenemos sueños baratos, tenemos sueños caros y va a ser difícil volver a lo anterior porque no tenemos una base, no tenemos una industria, no tenemos investigación. No podemos decirle a la gente que vamos a vivir en un mundo más igualitario y que vamos a acabar con los poderes económicos, cuando lo que la gente está deseando, realmente, es lograr un nivel de vida superior, gozar de comodidades sin restricciones, tener esto y lo otro; no tener que envidiar el coche o la casa del vecino; encender la calefacción, las luces, o el aire acondicionado sin pensar ¿En serio pensamos que los ciudadanos pretendemos una igualdad por abajo? No, la mayoría tiene sueños caros. Caros para todos.
Que no, que no me valen mensajes prometedores que no incluyan algo tan importante como un cambio de mentalidad en todos nosotros.
Estoy cansada de generalidades. Estoy cansada de las mismas cantinelas porque hoy se hacen las cosas no a golpe de telediario, sino de plataforma. Y las plataformas no representan todos los problemas existentes hoy en día. Hay muchas más casuísticas desconocidas que no se tienen en cuenta y las generalidades las obvían. Constantemente se habla, por ejemplo, de los desahucios. Sin lugar a dudas, quedarte sin techo es lo más duro, pero que se te caiga encima también. Porque se olvida a una parte de la población que, quizás, malvivan en casas o pisos de su propiedad viejos y desmantelados porque no tienen con qué arreglarlos ¿Acaso no merecen atención esas personas? O como son propietarios privilegiados y con patrimonio que se las apañen?
Del mismo modo ocurre con las preferentes. No dudo que haya mucha gente engañada, pero hay una parte que habrá querido sacar duros a cuatro pesetas, mientras otros se conformaban con la seguridad de un interés pequeño. Como dijo el Juez Bermúdez, se tendrá que analizar cada caso, porque cauísticas hay muchas. Y es que del mismo modo que unos invirtieron sus ahorros, otros, por ejemplo pudieron invertir su desempleo en un proyecto que le ha ido mal. Y ese inversor ¿es acaso una casta que tuvo dinero y lo malperdió? O esos verdaderos empresarios que mantienen su actividad a duras penas y que siguen invirtiendo en calidad e investigación, aunque nosotros prefiriéramos lo barato, venido de fuera.
Generalizar provoca injusticias. Por eso no me valen las palabrerías de moda sobre problemas únicos. Hay un problema y es la felicidad de las personas, el bien común, la mejora de la existencia humana. Es un problema suficientemente grande como para generalizar con unos pocos casos o unos pocos culpables.
Creo que podremos volver a tener una sanidad y educación universal y, quizás, la Ley de dependencia vuelva a ser efectiva. Pero nos queda mucho camino por recorrer como ciudadanos, mucha reflexión que hacer. Primero ¿en serio necesitábamos 10 pantalones para tirarlos al año siguiente o con la mitad nos valía? Y nuevas televisiones más grandes y muebles más modernos para cambiarlos por otros. Porque hoy hay que consumir para producir y que tengamos trabajo. Y eso me parece que no nos lleva a ningún sitio, salvo a nuevas crisis de producción y consumo. Evidentemente, se puede consumir nueva tecnología, pero utilizada con cabeza. Nuestra sociedad está sustentada en el consumo y la producción, pero la tierra, nuestra casa, no está preparada para ello. No podemos volver a comprarnos 10 pantalones (me van a matar las industrias de pantalones), tenemos que empezar a pensar y a entender que la felicidad consiste en otra cosa.
Porque, además, esa producción, ese bienestar que estamos buscando depende de algo tan debatido como la energía. ¡Ojalá la producción energética fuese limpia! Pero no hay producción alguna que no implique un efecto. Las energías renovables son lo deseable, pero van muy lentas y tienen sus efectos también. Por lo pronto y antes de que me ataquen a degüello, nadie podrá decirme que no he defendido el medio ambiente a capa y espada desde muy pequeña. Llevaba las insignias de Greenpeace cuando todavía ni estaba en España y ni se la conocía, porque yo supe de esta Asociación debido a mi ascendencia francesa. Estaba en contra de las nucleares. Sin embargo, no por ello dejo de preguntarme si pecamos, en España al no haber apostado por alguna central nuclear nueva que nos ofreciera la posibilidad de no depender del exterior. Hay algo que todavía les falta a las renovables y es la posibilidad de acumulación energética, almacenamiento. Porque cuando no hay sol ni viento, tienes que tirar de otra cosa. Quizás eso nos hubiera dado para ahorrar e invertir en investigación y mejoras sociales y no tendríamos centrales hoy obsoletas y viejas.
Hemos sido unos incoherentes. Porque mientras decíamos no a la energía nuclear, consumíamos más y más energía. Y ¡claro que la energía nuclear es peligrosa y contaminante! Pero obviamos o no queremos valorar la contaminación diaria que no rodea y que nosotros mismos aportamos: basura, pesticidas, consumismo, jabones y jabones lavando ropa limpia, el coche en ciudades con servicios públicos, (en los pueblos es más comprensible). Tantos y tantos contaminantes de uso diario con los que nos relacionamos, pero a los que les damos escasa importancia, actúan más lentamente, van matando poco a poco.
Así que, aunque muchos busquen y señalen a los corruptos, y yo también, que esto no viene de ahora, que ya hace años; aunque busquemos hoy a los culpables de nuestra situación, eso no va a arreglar nuestra forma de vida. Nadie nos va a dar esos sueños caros (salvo la lotería). Pero eso no quiere decir que no podamos vivir bien, con bienestar, cubriendo nuestras necesidades y siendo felices con lo que podamos tener. Pero para eso hay que pensar en positivo y hay que cambiar nuestra mentalidad, nuestra producción nuestra visión de la economía y del mundo. Evidentemente, ese nuevo camino no creo que llegue a verlo, tengo 46 años. De hacerse costará tiempo, pero espero que se inicie. Por el bien de nuestros hijos y de nuestra casa.

Nota del autor: (Los que me conocen saben que no soy consumista. Pero creo que todos debemos hacer una reflexión sobre nuestros propios errores y me gusta hablar con humildad. Nadie es perfecto, nadie, creo, puede dar lecciones a nadie. Lo digo por aquellos que luego tienden a personalizar y a meterse con el que escribe y no con lo que escribe).