A mi no me vale apelar al socialismo moderado como hacen
algunos. Este vale para momentos de calma, en los que las cosas discurren
medianamente bien y en las que hay que trabajar para mejorar y avanzar en ese
proyecto común que es el bien público. ¿Recuerdan ese término?
Pero ahora no es el momento del socialismo moderado. Es el
momento de sacar el verdadero espíritu socialista, aquel que lucha, aquel que
no se conforma, el valiente y comprometido. Es el momento de explorar hacia el
futuro, explorar una nueva manera de hacer política. Y ésa está en nuestra
mano. No en la de otros.
¿Que lo ha votado la mayoría? Son muchos más los que han
dicho no. ¿Acaso quieren que me pliegue a cuatro años de Gobierno del PP?
Yo no puedo. No puedo consentir dar mi apoyo a un gobierno
que menoscaba a cada paso mi situación, no sólo económica, sino como persona;
que vulnera mis derechos, que me oprime hasta la asfixia. Y yo soy una
trabajadora de la Administración General del Estado. Si yo estoy así, sé cómo
lo estarán pasando los que no trabajan. Lo sé porque lo tengo cerca, demasiado
cerca, tanto que me arrastra. Un gobierno que va a llevar a los jóvenes a una
situación sin salida con su Ley de Educación. Y eso me lleva a pelear
constantemente por lo que creo, por lo que entiendo que es la Justicia, la
Igualdad, la libertad. ¡Qué quieren!
¿Qué haga yo su trabajo, el que debieran hacer ustedes como políticos? ¿Quieren,
acaso, que me siente tranquilamente a ver cómo hacen una oposición útil desde
sus sillones, que no me va a servir de nada, mientras como un bocadillo
imaginario?
No, conmigo no cuenten para apoyar un Gobierno del PP, de
ninguna manera, ni con la abstención.
He leído como unos y otros apelan a la unidad de partido.
Pero es que el Partido es un instrumento, sólo un instrumento democrático para
un fin. Y yo creía que era el bien de los ciudadanos. Entiendo que se pueda
discrepar, debatir cuestiones, que se argumente porque nadie tiene la verdad
absoluta; todos podemos equivocarnos, yo la primera y quienes gobiernan también,
en España y en la Comunidades. Pero es que la humildad parece haber
desaparecido como cualidad política. En nuestro partido, en los otros y en los
de nuevo cuño.
Quizás me equivoque. Pero yo no puedo, no puedo apoyar a
quien me deja sola y me dice “ajo y agua y allí te las compongas con tu suerte
y tus problemas”, aunque no me los haya buscado.
Por eso les digo cobardes, por no defenderme a mí y a muchos
otros como yo.