miércoles, 28 de marzo de 2018

LA MUJER EN LA HISTORIA ES MAS QUE NOMBRES

La literatura, las ciencias, la historia reflejan, en suma, la sociedad que la sustenta porque, en función de cómo se estructura, los ciudadanos pueden tener unas oportunidades u otras, unas inquietudes u otras, sin obviar a quienes van por delante de su propia sociedad.

Actualmente se habla de transformar los libros de texto para visualizar más a las mujeres que han participado en actividades de toda índole y que, sin embargo, tienen pocas páginas en estos libros, como si no hubiesen existido.

Aunque seria adecuado revisar los libros de texto, no creo que la cuestión sea llevar al protagonismo a la mujer porque, con ello, dejamos de lado cómo se ha desarrollado el entorno histórico y social de la mujer y del hombre: los condicionamientos sociales que les rodeaban.

Se olvida profundizar en lo social, por una simple visualización. Creo que estamos fallando en algo al hacerlo así, ya que esto puede conducir a considerar que el problema es de hoy y no de ayer.

No podemos olvidar la dificultad que ha tenido la mujer en el acceso al conocimiento, ni olvidar los contextos donde la mujer tuvo un papel que era considerado esencial. Por otra parte, hay mucha historia que hemos aprendido mal y que valoramos desde nuestra perspectiva actual, sin tener en cuenta el entorno. Muchas veces hemos calificado las sociedades sin profundizar en ellas. Pongamos un ejemplo: Esparta. Consideramos la sociedad espartana como una sociedad dedicada a la guerra, ruda. Sin embargo, la mujer vivía una libertad y una consideración enorme entre los hombres porque, como decían, eran quienes parían a los hombres. Tenían roles diferentes, pero igualmente valorados. Los hombres tenían que ir a la guerra. Pero cuando algún extranjero osaba recriminar a una mujer por hablar en una conversación entre dignatarios podía llegar a ser condenado a muerte.

En Grecia era curioso que las mujeres más influyentes fueran las Hetairas, vendían sus favores, pero eran muy apreciadas por sus conversaciones ¡Cómo ha cambiado la sociedad!

Una de las mujeres más reivindicadas ha sido Hipatia de Alejandría pero, curiosamente, fueron los hombres quienes la rescataron: Voltaire o Toland. Este último la uso como base contra la religión “Hipatia, o la historia de una las damas más hermosas, virtuosas, cultas y distinguidas en todos los aspectos; que fue despedazada por el clero de Alejandría para satisfacer el orgullo, la envidia, y la crueldad de su arzobispo, común pero inmerecidamente llamado San Cirilo, donde la califica de "encarnación de la belleza y el saber", y se atrevió a considerar que los varones deberían "avergonzarse para siempre de que pudiera encontrarse entre ellos alguien tan brutal y salvaje como para, en lugar de embriagarse con la admiración de tanta belleza y sabiduría, manchar sus manos de la manera más bárbara con la sangre de Hipatia, y sus almas impías con el estigma de haber cometido un crimen sacrílego”.

Como vemos, estamos obviando una parte importante en la consideración de los hombres y las mujeres, el contexto histórico y social y es en él donde deberíamos poner el impulso.

Por ejemplo, en los análisis literarios siempre se debe hacer hincapié en el contexto más que en otra cosa. Ha sido así, pero se ha hurtado una apreciación: la presencia de poderes sociales como lo ha sido la Iglesia que han influido en que la mujer, sobre todo aquellas de mayor estatus, porque el vulgo bastante tenía, en lugar de dedicar sus horas a la cultivación de la mente, lo dedicaran al rezo; mientras los hombres marchaban a la guerra por, en muchas ocasiones,  la propia religión. Ese contexto literario no ha tenido en cuenta los convencionalismos de la época en cuestión y son ellos los que han determinado, en muchos aspectos, el desarrollo de ambos sexos.

Si nos dedicamos simplemente a visualizar, a colocar nombres de mujeres en los libros, nunca enteremos cómo funciona nuestra mente, nunca estaremos abordando el problema principal: la asimilación a través de los siglos de un rol, de unas formas correctas tanto para mujeres como para hombres. Nunca estaremos abordando cómo las mujeres pueden ir en contra de las propias mujeres, cómo nosotras calificábamos a otras como brujas, rameras y otros calificativos que todavía perviven y cómo lo seguimos haciendo.

La libertad individual estaba y está condicionada por prescripciones morales socialmente aceptadas.

Quizás los libros deban añadir a mucha gente acallada durante épocas, hombres y mujeres, pero también hay que modificar la forma de aprender y analizar los contextos, sin tapujos y sin miedos, sin convencionalismos que nos hagan dudar sobre si es adecuado o no. Porque si uno se pregunta si es correcto o adecuado es porque algo de lo ancestral está llamando a la puerta de su conciencia.

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