miércoles, 18 de febrero de 2015

ESTE COCHINO Y MíSERO PRESENTE DE POLÍTICOS FLORERO

Se acercan las elecciones y eso me hace reflexionar sobre el panorama más cercano, más conocido, sobre los que nos toca decidir a cada uno y lo que toca decidir a los partidos que quieren representarnos. En estos momentos, es cuando les sugiero que, desde mi humilde punto de vista, necesitamos políticos que den la talla, que crean, que tengan ideas valientes e, incluso, me atrevería a decir, hasta cierto punto descabelladas.

En determinadas comarcas rurales, como la de la Ribera de Navarra y supongo que en muchas otras de España, solemos conformarnos con lo de siempre, con lo que hay. Cuando vienen malos tiempos, intentamos seguir con lo de toda la vida, para ver si la cosa cambia y volvemos a estar como antes. Siempre se ha comentado que a los ciudadanos nos falta implicación, que nos falta ciudadanía, ese pensamiento que tiende al bien común. No es de extrañar, por tanto, que suela haber personas que se acerquen a los Ayuntamientos única y exclusivamente para saber “qué hay de lo mío”. No es de extrañar porque, incluso, nuestros propios representantes solicitan servicios que tienen que ver con sus necesidades personales, enmascarándolas como bien común.

Y si los ciudadanos se han conformado durante muchos años sin recibir un soplo de aire fresco, no menos lo han hecho los políticos. Estamos acostumbrados en pueblos y ciudades, quizás de toda España, a votar por la siglas o por el más “majo” de los que se presentan, encontrándonos después unos representantes que poco o nada luchan en las instituciones. Mientras unos benefician a los suyos, otros sencillamente votan en contra, sin aportar absolutamente nada, sin profundizar, sin reflexionar, sin plantear expectativas de futuro. Nos hemos acostumbrado a ciertos políticos florero que están para representar y poco o nada para luchar. Algunos dirán que hay muchos políticos que gestionan muy bien el patrimonio municipal. Y no lo niego, y aún más, hay mucha gente partiéndose la cara en política, luchando sin que nadie lo perciba; porque hay gestiones que el ciudadano jamás ve, esas gestiones que no reciben el aplauso de la concurrencia porque no son fiestas, ni grandes obras o servicios.

Sin embargo, veo también, sobre todo a nivel municipal y regional, que a muchos les faltan ganas e implicación para salir a las instituciones a por todas. Por poner un ejemplo vivido personalmente: la Mancomunidad de Servicios de la Ribera de Navarra. Una Mancomunidad nacida para la recogida de basura, que aglutina a todos los municipios, que ha dejado de ser puramente de basuras, para convertirse en otra cosa, en una Mancomunidad de Servicios, aunque al final sólo se dedica a residuos. Un ente que debiera implicarse más en otras facetas de la vida de la comarca. Sin embargo, sólo ha servido a los intereses del Gobierno Foral a la hora de financiar servicios que debía prestar el propio Gobierno, como el autobús de la vida para los enfermos oncológicos. Y desde ella se podrían impulsar muchas cosas, proyectos mancomunados. Sin embargo, sus Asambleas daban pena y, supongo, seguirán dando pena por la falta de debate y de propuestas.

Pero pasa lo mismo en los Ayuntamientos que lo único que esperan es que llegue una empresa (fundamentalmente agropecuaria) o promocionar el turismo; ahí se acabaron las ideas. Pero de implicarse en iniciativas pioneras nada de nada. Con decir aquello de “yo hago todo por mi pueblo”.

¿Y qué es todo? Puñetas. Eso ya no sirve. No es una cuestión de pueblos, eso es egoísta y endogámico. Citando a José Luis Sampedro ¿Acaso creemos que se puede arreglar nada desde cada pueblo, sin ocuparnos más que de nuestras tierras? Hay que mirar por la comarca, por todos, porque mirando por todos, fomentamos la actividad general y concreta. Quizás estamos acomplejados con el tema agrícola. Tenemos una tierra excelente y unos productos reconocidos y con eso nos quedamos. Sin embargo, entiendo que debemos aspirar a más. De hecho, una de las cuestiones que siempre se menciona en los programas es la cuestión medioambiental. Ahora bien, esta cuestión en los pueblos se reduce a cacas de perros y parques. Y es mucho más, aunque haya alcaldes, muchos, muchísimos, incluso del PSOE y hasta alguno se viene a mi cabeza, que no lo vean. De hecho, ahí está la Comunidad de Bardenas Reales, que otorga 300.000 euros a cada congozante, sin que nadie pida cuentas a sus Ayuntamientos sobre qué hacen con ese dinero, sin que dediquen, quizás, un sólo euro de ese dinero a proyectos medioambientales o de incentivación, o de investigación o apoyo a nuevos sectores o qué sé yo cuántas cosas, con que haya fiestas todos contentos. Y creo que nuestros políticos de aquí, de la Ribera o de cualquier lugar de España, también tienen que creer que esta tierra pueda acoger algo más que una agricultura y ganadería excelente. Es capaz de hacer otras cosas, tiene jóvenes preparados para ello.

No sé si los políticos, nuestros representantes, están demasiado cansados o demasiado cómodos. Mientras, nuestros jóvenes, los de esta fértil comarca, esos jóvenes formados en nuestras Universidades, creadas y pagadas con nuestros impuestos, tienen que salir a trabajar fuera de nuestras fronteras y que nuestra inversión en ellos se vaya al carajo, porque es más importante seguir como siempre a ver si escampa. O, simplemente, no hay ideas en las cabezas de los políticos. Y yo quiero políticos con ideas, no discursos hermosos dedicados a la Justicia, la igualdad, la Libertad..... Eso ya los sabemos, nos falta la práctica, los hechos. Y a mí no me importaría si un político se equivoca intentando mirar hacia el futuro, lo que me preocupa es que se queden anclados en el presente, en este puto y mísero presente.

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