En determinadas comarcas
rurales, como la de la Ribera de Navarra y supongo que en muchas otras de
España, solemos conformarnos con lo de siempre, con lo que hay.
Cuando vienen malos tiempos, intentamos seguir con lo de toda la
vida, para ver si la cosa cambia y volvemos a estar como antes.
Siempre se ha comentado que a los ciudadanos nos falta implicación,
que nos falta ciudadanía, ese pensamiento que tiende al bien común.
No es de extrañar, por tanto, que suela haber personas que se
acerquen a los Ayuntamientos única y exclusivamente para saber “qué
hay de lo mío”. No es de extrañar porque, incluso, nuestros
propios representantes solicitan servicios que tienen que ver con sus
necesidades personales, enmascarándolas como bien común.
Y si los ciudadanos se
han conformado durante muchos años sin recibir un soplo de aire
fresco, no menos lo han hecho los políticos. Estamos acostumbrados
en pueblos y ciudades, quizás de toda España, a votar por la
siglas o por el más “majo” de los que se presentan,
encontrándonos después unos representantes que poco o nada luchan
en las instituciones. Mientras unos benefician a los suyos, otros
sencillamente votan en contra, sin aportar absolutamente nada, sin
profundizar, sin reflexionar, sin plantear expectativas de futuro.
Nos hemos acostumbrado a ciertos políticos florero que están para
representar y poco o nada para luchar. Algunos dirán que hay muchos
políticos que gestionan muy bien el patrimonio municipal. Y no lo
niego, y aún más, hay mucha gente partiéndose la cara en política,
luchando sin que nadie lo perciba; porque hay gestiones que el
ciudadano jamás ve, esas gestiones que no reciben el aplauso de la
concurrencia porque no son fiestas, ni grandes obras o servicios.
Sin embargo, veo también,
sobre todo a nivel municipal y regional, que a muchos les faltan
ganas e implicación para salir a las instituciones a por todas. Por
poner un ejemplo vivido personalmente: la Mancomunidad de Servicios
de la Ribera de Navarra. Una Mancomunidad nacida para la recogida de
basura, que aglutina a todos los municipios, que ha dejado de ser
puramente de basuras, para convertirse en otra cosa, en una
Mancomunidad de Servicios, aunque al final sólo se dedica a
residuos. Un ente que debiera implicarse más en otras facetas de la
vida de la comarca. Sin embargo, sólo ha servido a los intereses del
Gobierno Foral a la hora de financiar servicios que debía prestar el
propio Gobierno, como el autobús de la vida para los enfermos
oncológicos. Y desde ella se podrían impulsar muchas cosas,
proyectos mancomunados. Sin embargo, sus Asambleas daban pena y,
supongo, seguirán dando pena por la falta de debate y de propuestas.
Pero pasa lo mismo en los
Ayuntamientos que lo único que esperan es que llegue una empresa
(fundamentalmente agropecuaria) o promocionar el turismo; ahí se
acabaron las ideas. Pero de implicarse en iniciativas pioneras nada
de nada. Con decir aquello de “yo hago todo por mi pueblo”.
¿Y qué es todo?
Puñetas. Eso ya no sirve. No es una cuestión de pueblos, eso es
egoísta y endogámico. Citando a José Luis Sampedro ¿Acaso creemos
que se puede arreglar nada desde cada pueblo, sin ocuparnos más que
de nuestras tierras? Hay que mirar por la comarca, por todos, porque
mirando por todos, fomentamos la actividad general y concreta. Quizás
estamos acomplejados con el tema agrícola. Tenemos una tierra
excelente y unos productos reconocidos y con eso nos quedamos. Sin
embargo, entiendo que debemos aspirar a más. De hecho, una de las
cuestiones que siempre se menciona en los programas es la cuestión
medioambiental. Ahora bien, esta cuestión en los pueblos se reduce a
cacas de perros y parques. Y es mucho más, aunque haya alcaldes,
muchos, muchísimos, incluso del PSOE y hasta alguno se viene a mi
cabeza, que no lo vean. De hecho, ahí está la Comunidad de Bardenas
Reales, que otorga 300.000 euros a cada congozante, sin que nadie
pida cuentas a sus Ayuntamientos sobre qué hacen con ese dinero, sin
que dediquen, quizás, un sólo euro de ese dinero a proyectos
medioambientales o de incentivación, o de investigación o apoyo a
nuevos sectores o qué sé yo cuántas cosas, con que haya fiestas
todos contentos. Y creo que nuestros políticos de aquí, de la
Ribera o de cualquier lugar de España, también tienen que creer que
esta tierra pueda acoger algo más que una agricultura y ganadería
excelente. Es capaz de hacer otras cosas, tiene jóvenes preparados
para ello.
No sé si los políticos,
nuestros representantes, están demasiado cansados o demasiado
cómodos. Mientras, nuestros jóvenes, los de esta fértil comarca,
esos jóvenes formados en nuestras Universidades, creadas y pagadas
con nuestros impuestos, tienen que salir a trabajar fuera de nuestras
fronteras y que nuestra inversión en ellos se vaya al carajo,
porque es más importante seguir como siempre a ver si escampa. O,
simplemente, no hay ideas en las cabezas de los políticos. Y yo
quiero políticos con ideas, no discursos hermosos dedicados a la Justicia, la igualdad, la Libertad..... Eso ya los sabemos,
nos falta la práctica, los hechos. Y a mí no me importaría si un
político se equivoca intentando mirar hacia el futuro, lo que me
preocupa es que se queden anclados en el presente, en este puto y
mísero presente.
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