Hay quienes piensan que la
conferencia política del PSOE no servirá de nada. Otros que lo más importante
es hablar de primarias, y eso que la Conferencia recoge, expresamente, este
punto y otros dedicados, por ejemplo, a la transparencia. Pero
yo creo que lo más importante es hablar de futuro y hablar de la crisis
económica y democrática que estamos viviendo. Esta última la estamos padeciendo
desde hace muchos más años, sin casi percatarnos. Proviene, quizás, de que en
su momento no supimos, en la vorágine de la transición, sentar las bases de la
cultura democrática ciudadana, de compromiso y bien común que hoy nos falta y
que ni siquiera valoramos. Oímos constantemente que no vale la pena, que todos
somos iguales. Y no es cierto, Sí que vale la pena luchar; vale la pena hacer
algo por cambiar las cosas, pero debe ser una labor de todos. Lo que no vale es
quedarse en casa, reconcomiéndose, maldiciendo y sin hacer nada. Porque ¿qué
hubiera sido de nosotros si nuestros abuelos, o los abuelos de nuestros
abuelos, hubieran hecho lo mismo que hoy hacemos? Quizás, no estaríamos aquí
discutiendo sobre la
Conferencia Política , si vale o no vale la pena.
Claro que vale. Porque significa
hablar de las nuevas circunstancias que nos rodean, debatir, informarse,
contrastar, buscar salidas, plantear ideas, apoyarse unos a otros, animarse.
¡Ya! Dirán algunos, los que están allí. Cierto, no estaremos todos. Pero lo
importante no es quién esté allí, sino lo que se haga después, el mensaje que
esas personas tienen que llevar a sus casas, a sus agrupaciones, a sus vecinos,
a sus Comunidades o a sus Ayuntamientos y, sobre todo, la puesta en práctica de
todo ello que debe ser valiente, decidida, imaginativa y apoyada.
Todavía es posible. En un mundo
en el que la tecnología se mueve a tal velocidad que te quedas anticuado a los
tres meses, no podemos mantener la misma forma de hacer las cosas que hace 40
años. Quizás sea necesario que pase una generación para que comencemos a pensar
de otra manera, sin los prejuicios anteriores. No debemos olvidar que todavía
existen en nuestros pueblos, en nuestra cultura, demasiadas visiones limitadas,
ancladas en la tradición y en la conservación de las mismas estructuras
preexistentes. Pero para que esa generación tenga éxito es necesario que tome
conciencia de su responsabilidad como ciudadano. Y para que tome conciencia hay
que educarla en libertad.
Los políticos, aquellas personas
que se implican y dedican parte de su tiempo, sin beneficio alguno a colaborar,
debatir y proponer; esas personas, ésas y no otras, son las que están llamando
a los demás ciudadanos a colaborar en un mismo objetivo: el gobierno de todos
por unos elegidos. Y para que esos elegidos sean los mejores y no los peores
todos debemos participar.
Se habla de primarias, está bien,
pero no es lo único que hay que hacer. Para que esas primarias logren su
objetivo se requiere de una ciudadanía implicada, comprometida y democrática
que hoy no tenemos, porque está insatisfecha y porque no está formada en la
democracia participativa.
No podemos olvidar nuestro
principal problema: una ciudadanía que pone en duda la propia democracia, pero
también los pilares de la misma: los partidos, la Justicia o los medios de
comunicación. Hay quien está muy interesado en derrocar todo eso, sin decir por
qué lo quieren cambiar. ¡Ay los medios! Estos también sufren la misma crisis de
desconfianza ciudadana. Y es lo peor que le puede ocurrir a una democracia, que
sus ciudadanos no apoyen la libre información
y apuesten por lo chabacano y lo superlativo (la calabaza o patata más
gorda, lanzamientos diversos, aunque todavía no se ha visto el chorizo más
grande).
Pues sí, de todo eso se habla en la Conferencia. Más
o menos, de chorizos también. Y también de nuestra crisis económica. Esa de la
que ya estamos saliendo con los bolsillos vacíos, eso sí, un trabajo de mierda,
si tienes suerte, y la hipoteca de siempre. Y miren, eso también hay que
cambiarlo ¿no creen? Pues eso es lo que queremos. Luchar porque se acabe esta
jodida manera de vivir tan pobre. ¿Te apuntas? Yo sí. Iré a la Conferencia por
mí y porque tengo ilusión por un futuro mejor. Al menos, por trabajar por él.
Porque todos tenemos mucho que ganar y ya poco que perder.
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