ESPAÑA. Cuánto se habla de España
últimamente. Y ¿qué es España? Hay quienes parecen saberlo muy bien. Aquellos
que ponen el acento en la primera “a”, pero que están anclados en la España de
hace sólo un siglo. Pero España, para mí, es otra cosa. Es mucho más o casi no
es nada. Porque España es ayer, es hoy y es mañana. España es ayer, construida
por visigodos, celtas, iberos, romanos, árabes; y castellanos, leoneses, aragoneses,
andaluces, navarros o catalanes; y portugueses y franceses. Y es odio y
rencillas, alianzas y enfrentamientos, envidias, traiciones, privilegios y
dones; es guerra y paz, es barbarie y es cultura, es rencor y venganza, es bravura
y orgullo, unión, desvelos y ansias, tratados y acuerdos rotos, es admirable y
vergonzante. España es unos y otros.
Es todo eso que fue y que es hoy.
Porque España está hecha de lo mismo, de la envidia, del rencor, de la pasión y
de la razón.
Porque España es un camino. Y
hasta que no logremos comprender que es eso, hasta que no se entienda que España
es algo vivo, construido y en
construcción, nunca podremos entender a esta España nuestra, tuya y mía, que
vuelve a estar hecha de acuerdos y alianzas.
Y es que, al final, a todos celtas,
árabes y romanos, se nos nota que somos españoles.
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