Y me parece esencial,
justamente eso. Muy al contrario de quienes piensan que a la hora de reducir gastos
hay que cargarse la televisiones públicas que, no es que sean de mi devoción,
pero hacen su función. Cierto que se puede hablar de excesos, pero, como
siempre, quienes hablan, ubicados en sus pedestales, bien repletos sus
bolsillos, olvidan cuál es la profesión que, supuestamente, les vio nacer, o
les alimenta y les engorda sus bolsillos.
Quienes hablan desde ese pedestal
olvidan que la información es mucho más que lo que ocurre en un país o en el
mundo. Olvidan que hay una información local y regional necesaria para el
ciudadano. Más que necesaria, esencial, porque le repercute directamente. Sin
embargo esa información dista mucho de ser comprometida con los objetivos de la
profesión, dista mucho de poder ser independiente porque está regida, casi en
exclusiva, por términos económicos, como gusta a nuestra derecha. Esa derecha que pretende que todo dependa de la iniciativa privada: sindicatos, becas, ayudas, pensiones...Y si no hay
dinero, porque eres un sector poco afín a los poderes económicos, pues a tomar por saco. Al final, no hay información, de calidad. Eso, unido a que en este país los ciudadanos
carecemos de cultura informativa y democrática, nos conduce a un panorama
desolador informativamente hablando, que sólo las redes sociales parecen haber
solventado, en parte. Y digo en parte porque el exceso de información y opinión,
sin tratamiento previo, sin argumentos o sin sustento de hechos acaba siendo,
simplemente, un griterio universal.
La información precaria o
chabacana es otro de los grandes problemas y su causa proviene tanto del
emisor, (periodista/empresa) como del receptor (el ciudadano). En Navarra, por
ejemplo, es muy habitual que los medios de comunicación se dediquen a recoger
la información que se les ofrece y difundirla, olvidando una parte, para mí muy
importante, que es el tratamiento informativo. Esto no significa tergiversar,
sino cotejar las informaciones que se han dado con otros datos, hechos o
argumentos que se puedan obtener de otras fuentes que no sea la interesada que
ha ofrecido los datos. Luego está la Informacion de pandereta, muy, muy
habitual en Navarra en la que lo que importa no es la información en sí, que no
aporta nada, sino el protagonismo que se le da a algo o a alguien (tipo
fulanito ha recogido una calabaza de 60 kilos, mira que es desgracia).
¿Por qué, creo, que ocurre eso?
Cualquier medio que intente profundizar en informaciones se verá obviado
económicamente hablando. No es bien visto en los foros económicos. Pero lo
curioso del caso es que muchas veces esos medios, esos periodistas reciben el
aliento y el ánimo de personas y empresas que, después, jamás públicamente les
apoyarán sea con la palabra o con publicidad que les haga seguir adelante
Es esta hipocresía tiránica la
que no está conduciendo a la más absoluta pobreza informativa. Como esos
hipócritas en sus pedestales que quieren destruir los medios desde el púlpito de
un medio de comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario