Hay soledades buscadas y
soledades encontradas. Siempre es tiempo de soledades. Hoy es tiempo de
soledades encontradas, como aquella soledad de 13 rosas enfrentadas a los
fusiles preguntándose ¿por qué? Soledades desapercibidas, porque ésas suelen
esconderse. Como se esconde la soledad de la mujer maltratada pensando que todo
es culpa suya; como se esconde esa familia que no sabe qué comerán mañana sus
hijos, esperando que la mirada de sus niños no les derrote; de ese hombre que
busca trabajo sin esperanza. Soledad encontrada, soledad escondida. Soledad de
esa anciana que camina día tras día por la calle arrastrando sus pies en su
rutina, porque no hay nadie que la espere a su vuelta. Soledad de esa mujer
enferma de vida, olvidada por su madre, su hija, por su familia, que espera
encontrar, en el horizonte del mundo, alguien que
la abrigue. Soledades.
Soledad de esos muchos niños al llegar el Día de Reyes, sin
que estos viejos señores pudieran parar en sus balcones, porque no había balcón
donde pararse. Soledad de quien espera un atisbo de luz que no aparece.
Soledad del corredor contra el
reloj y contra el viento, soledad del que trabaja sin aliento, del que se
ilusiona y llueven zancadillas, del soñador que se ilusiona. Soledad del que
llaman loco porque quiere ir más allá de donde está.
Es tiempo de soledades. No es tiempo de soñar ¿O sí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario