sábado, 24 de abril de 2021

ALGO HUELE A PODRIDO EN ESPAÑA Y EUROPA

Lo siento pero dudo y mi duda es razonable sobre lo que acontece en la actualidad. Por eso quiero expresar mis dudas:

El debate en Telemadrid reflejó cómo cada cual se culpaba de los muertos en residencias. Examinemos la cuestión. Madrid optó por firmar un protocolo para que no se llevasen enfermos de las residencias a Hospitales. Lo mismo ocurría en otras comunidades, pero en este caso, eran los facultativos quienes lo dictaminaban. Porque, recordemos, en aquel momento no había sitio.  Algunos pensaran que es mejor que sean los facultativos que sabrán lo que hay que hacer; pero, a nivel organizativo, si pensamos bien, si hay uno o dos casos en una Residencia, lo más probable era que hubiese muchos más, lo que hubiera conllevado una avalancha en la sanidad. Por otro, la cuestión es dilucidar qué es mejor: si la responsabilidad debe recaer en las instituciones o en el gremio de los facultativos. Hay mucho de lo que hablar en este tema, pero la cuestión se dilucida entre políticos echándose la culpa y lloriqueando como niños.

Porque la cuestión tampoco es lo que ocurrió en las residencias, sino previamente. La cuestión estuvo en que no se actuó antes y nos cogió el toro y el virus se nos metió hasta dentro.

Hoy es habitual ver cómo se recriminan los muertos. Cómo sienten esas muertes y reclaman lágrimas. Curioso ¿Por qué digo curioso? Porque mientras tanto, todos, informativos incluidos, defienden a capa y espada el eufemismo de las vacunas “son más los beneficios que los riesgos”, que quiere decir, “un muerto más un muerto menos qué más da”. Cierto, las vacunas son lo único que tenemos. Pero vamos viendo cómo van muriendo, esta vez un profesor de 30 años, un cabo del ejército de 35 años. Pero esas vidas no importan. Es el precio que hay que pagar por la seguridad de todos. Me parece indignante cómo tratan las muertes según les interese.

Supongo que luego nos dirán que si tenía patologías previas, como hacían al principio de la pandemia. como tantas cosas erróneas con las que nos marearon y lo siguen haciendo.

Y en este intervalo ¿no les suena que algo se ha perdido? ¿Valen más las vidas de esas personas mayores que ahora se echan a la cara, que las de los jóvenes que están cayendo? Perdón, pero algo huele a podrido en todo esto. Quizás los políticos. Dentro de unos meses ¿se echaran en cara estas muertes?

En lugar de ello, ¿por qué no establecen protocolos de actuación frente a posibles efectos adversos de la vacuna? No. Porque eso significaría que existe un riesgo y no están dispuestos a reconocerlo. Los muertos por vacuna no importan.

Saben lo que me temo, que alguien, tras la vacuna, haya tenido dolor de cabeza, haya ido al médico y le hayan mandado a casa con un paracetamol y señalando el posible nerviosismo por las informaciones. Pero qué importa, la cuestión es que son daños colaterales, lo importante es acabar con esto rápidamente, caiga quien caiga y volver a la economía de siempre.

¡Vacunen, rápido, en un tiempo record, a ver quien gana! Parece una competición entre Estados. Y nosotros en medio.

Hoy en el informativo de Antena 3 han dedicado muchos minutos a una mujer que no se quería vacunar y que, al final, se ha vacunado. Al cabo del ejercito, unos segundos para decir que ha donado los órganos. Sí, los órganos y la vida. Su vida entera, señores políticos. Su vida, grábenselo en donde tengan un hueco, si es que les queda.

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