martes, 23 de octubre de 2012

Crisis democrática, Crisis de información

 Llevamos tanto tiempo hablando de números que casi no nos percatamos de otras cosas que no se midan directamente en euros. La crisis democrática que estamos viviendo pasa completamente desapercibida. No pretendo entrar a valorar la escasa motivación política de los ciudadanos, que además redunda en su perjuicio y a la cual parece que todos estamos acostumbrados y que aceptamos. Algo preocupante, pues cuánto menos interés por la política más fácil será que acabe en manos de unos pocos, y eso de democracia tiene poco.
Hoy quiero hacer hincapié en la situación de los medios de comunicación. No debemos olvidar que uno de los pilares básicos de la democracia es la información y si ésta se ve truncada vamos democráticamente mal. Esta crisis está afectando negativamente a los medios de  comunicación que, como ciudadanos, necesitamos. A los medios locales y regionales, sobre todo, aunque no creo que se queden fuera los nacionales.
Muchos ya no informan, buscan la información que les puede dar cierta rentabilidad económica y lo hacen para subsistir. El derecho a la información del ciudadano se ve así menoscabado y en peligro.
Parece evidente que en un momento en que muchas personas están pensando cómo dar de comer a sus hijos el mes que viene, el tener o no tener información puede resultar peregrino. Por supuesto, que lo primero es lo primero. Pero estamos hablando de que en esta España todavía hay quienes abarrotan los hoteles en los puentes. Por tanto, todavía hay quienes tenemos que luchar por mantener los derechos que logramos hace más bien poco. Los que podemos, tenemos que luchar por los que no pueden.
Sin embargo, aquí aparece otro problema: que aquel a quien todavía la crisis no le ha tocado de lleno está muy tranquilo en casa. Nos hemos acostumbrado a que las cosas están ya hechas,
Pero hoy no lo están. Todo se tambalea. Cuando se está poniendo en tela de juicio derechos como la sanidad, la educación o la información, cuando la representación de los trabajadores resulta ser un problema, no podemos estar tranquilos. En realidad, tenemos que hablar de una crisis más grave, una crisis social. Con falta de compromiso por parte de todos y de eso se están aprovechando: del todos contra todos, del difama que algo queda y estamos cayendo en la trampa.
Parece mentira, pero quizás hay que retomar aquello que dijo JFK: no preguntes qué hace tu país por ti..... Pero eso va a ser el tema de otra reflexión.