Evolucionar en política significa caminar hacia delante,
asumiendo una nueva realidad que se va conformando poco a poco y que no podemos
forzar. Hace poco leí una de esas frases que aparecen en los muros de face,
decía que si algo tienes que forzarlo es que no es de tu talla. Y creo que es
algo así lo que le ha pasado al PSOE: no ha asumido el avance de la realidad,
alguien ha intentado forzarlo y se ha roto.
¿Cómo se ha forzado o forjado todo esto? Una parte procede
de las líneas rojas, los nacionalismos. Pero los nacionalismos de dos bandos:
los españolismos y los independentistas, y los que no son tanto o son, pero no
quieren parecerlo o viceversa o todo lo contrario. Ya me entienden ¡Qué más da!
Yo siempre he declarado que no soy localista, ni
regionalista, ni nacionalista. Mi bandera y mis símbolos, como dije en el
último Comité Regional del Partido Socialista de Navarra, son la Justicia, la
Igualdad y la Libertad de las personas. Nada más. Por eso no entendía, ni entiendo
esa sensibilidad tan unida a una determinada cultura o una historia muy
concreta. Sencillamente, porque la historia continúa, es algo vivo.
Sin embargo, en esa evolución hay que asumir esos
sentimientos porque, como hemos podido comprobar los socialistas, el
sentimiento existe en política; de hecho hemos rabiado, sufrido y pataleado con
los recientes acontecimientos.
Por tanto, aunque no asumamos esas sensibilidades, hay que
aceptarlas y darles una horma adecuada, volviendo al símil, una talla donde se
sientan cómodas. Pero una talla que no menoscabe, que con ella no se pisen las
sensibilidades de los demás. Porque es muy común entre los independentistas,
por ejemplo en el País Vasco, señalar los años de represión de la cultura y la
lengua. Cierto, hubo represión, para todos. Sin embargo, eso no tiene que
conllevar ahora un privilegio para quienes lo sufrieron, sino un tratamiento de
igual a igual, ya que de no ser así, se repetiría, caerían en el mismo error
que se cometió contra ellos. Pasa en Navarra, donde el cuatripartito,
obsesionado con su política euskaldún, olvida los derechos de quienes tienen
otras sensibilidades.
Difícilmente podemos trabajar esa nueva horma desde posturas
cerradas en el pasado. España ha sido hogar de muchos pueblos, ha sido una y
puede ser variada. Sólo hay que buscar la fórmula correcta. El Partido
Socialista estaba en ello, el menos creo que una parte. Sin embargo, hay
quienes no se dan cuenta o no quieren porque eso significaría más implicación
de todas las Comunidades y hay quienes tienen miedo a la evolución.
Estamos todos en el mismo barco y debemos avanzar. La
realidad no se resuelve negándola. En las comunidades más independentistas hay
quienes no lo son, yo soy una de ellas. Somos los que debemos mantener una
mente más abierta, debemos ser más libres de convencionalismos, intentar
dialogar y buscar la horma correcta. Quizás no lo logremos. Cabe esa
posibilidad, no la niego. Pero la humanidad siempre explora para encontrar una
salida.
Todo el mundo evoluciona en sus pensamientos según las
circunstancias. Recuerdo, hace años, en los tiempos en que la corrupción
saltaba a cada instante, fui muy crítica con el PSOE; tanto que en mi pueblo
pensaban que era de derechas; ni se les pasó por la cabeza que votara a
Izquierda Unida, como hacía. Curiosidades de la vida. Hace poco voté a José
Antonio Pérez Tapias y me encontré después apoyando a Pedro Sánchez. Evolución.
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