
¡Qué puñetas es la sensatez! Dícese del buen juicio,
prudencia y madurez de sus actos. ¿Sí? ¿En base a qué? ¿Quién define el buen
juicio, el juicio de qué, de suposición adecuada? Prudencia como estrategia y
madurez basada en el mantenimiento de su estatus.
No escucho en esa sensatez nada que alivie a quien no está
en la posición del sensato. Porque quien sufre, quien tiene hambre o frío,
quien busca un horizonte posible, quien no tiene trabajo no encuentra nada de
sensatez en lo que ocurre. Todos nos quieren vender la quimera del empleo. Pero
¿es posible para todos en esta sociedad individualista y egoísta, donde te van
diciendo mira solo por ti?
A mi no me engaña esa gente vestida de socialista que
desprecia a quien es, piensa y siente de una forma diferente. A quien lucha en
todos sus ámbitos personal, social, político con una sola arma: su pasión. Una
pasión nacida de abordar cada día problemas, esos que aquéllos sensatos sólo
ven en el papel, en las estadísticas, en las estrategias buscando gobernar a nosotros,
los bobos pasionales que, además, vamos a creernos que nos van a ayudar. Yo no
soy sensata, soy pasional porque me revienta la injusticia.
Socialistas que hablan a las gentes de la vergüenza ocurrida
en el partido, para luego declarar la necesaria sensatez.
No. No nos hemos podemizado, porque ellos, al final,
también son élites. No. Nos hemos vuelto socialistas de verdad, de corazón, no
de imagen, no de chaqueta que se cuelga y se pone. Hablan de debate sensato,
pero es mentira. No quieren debatir, sino imponer, hacer fuertes sus posturas,
sus opiniones y su malnacida sensatez.
NO. A mí no me hablen de argumentos estratégicos, no me
hablen de que van a presionar, háblenme de cómo voy a enfrentar, día a día, el
panorama con el que me van a dejar, el panorama de tener que ser yo la que deba
limitar mi vida, mis aspiraciones, mis deseos, los de mis hijos por esa
sensatez, por esa responsabilidad, por esa gobernabilidad.
Estoy cabreada. Estoy cansada de luchar, de gritar pidiendo
la Justicia, igualdad y libertad de la que nos privan los sensatos.
Pero los sensatos siempre tendrán la palabra adecuada, la
milonga que les adorna y seducirán a unos cuantos. Pero yo no estoy entre las
seducidas. He visto su alma y está llena de gusanos. Y aunque mi razón me diga
calma, sigue tu vida, yo no quiero ser sensata, quiero que me invada la pasión.
Quiero luchar por lo justo.