Esa sensibilidad ¿dónde
la ubican? Esa sensibilidad que no quiere ser juzgada por criterios
aberzales ni nacionales. Me habla, el nuevo Gobierno, de libertad de
elección, pero¡ qué libertad puedo tener si para acceder a un puesto
en la Administración las sensibilidades que aprenden euskera tienen
más puntos, 5 ahora, quién sabe cuántos después? De qué libertad
me habla si en su programa habla de una navarra plural, para después
definirla como euskaldun y orgullosa de sus dos lenguas. Cuando habla
de pluralidad, pero desde la euskaldunizacion. En serio, no sé si este gobierno cree que se es plural cerrando el paso del trabajo a gentes que
vengan de fuera, imponiéndoles una lengua con la cual no tienen
ninguna relación. Y a mí me gusta que venga gente de fuera, gentes diversas, plurales. Eso es pluralidad. Evidentemente, estamos en dos
planos diferentes, este Gobierno cree que hay una frontera entre
Navarra y comunidades como La Rioja y Aragón. Yo no lo creo. Soy
ribera.
Yo quiero que mi cultura
se embadurne con trazos de múltiples colores, con todos los colores
que sea capaz mi sensibilidad de abarcar. No me aprisiones entre
cuatro paredes. Me niego.
Las culturas nacen, se
desarrollan y desaparecen. Le pasó a los pueblos mesopotámicos como
los sumerios o babilonios, a los griegos o a los romanos. Queda su
legado, que hay que tener presente, pero mirando hacia delante, hacia
culturas más abiertas, abiertas de verdad, sin condicionamientos, ni
definiciones posteriores y, sobre todo, menos cerradas en sí mismas.
Entiendo que las
restricciones de épocas pasadas hayan supuesto, para las
sensibilidades aberzales, una opresión que hoy ha explotado en exceso
y quieran, ahora, vivir y sentir únicamente su cultura. Pero es hora
de abrir puertas, de compartir, de verdad, no con las limitaciones
que el Gobierno impone, de no establecer distinciones, salvo las
puramente individuales, alejarse de convencionalismos, formalidades y
leyes eternas.
Porque si estamos
hablando de sensibilidades, no deberían mezclar algo tan personal
con la política. La política debe estar guiada hacia todos. La
cultura, simplemente no debe ser impuesta, sino ofrecida y que cada
cual se sienta libre de querer o no acceder a ella. Del mismo modo
que quienes desean aprender música, pintura, escultura, idiomas
acceden por su cuenta a los diversos servicios que se ponen a su
disposición, sin que se les den más puntos por ello.
Yo no tengo miedo a su
Gobierno. Espero las mejoras sociales y de bienestar como prioridades
básicas, aunque no comparto muchas de las medidas con las que
pretenden alcanzar esos objetivos. Pero eso sí, no me vengan
ensalzando el localismo como algo nuevo, no me vengan con discursos
anclados en el pasado. Mi meta social es humana, simplemente humana,
no aberzale, ni española, ni definida. Porque esa meta, ese objetivo
está por construir y no puede sujetarse en viejos cimientos, sino en
cimientos nuevos, mejores, enriquecidos y más robustos.