martes, 19 de agosto de 2014

REFLEXIONES VERANIEGAS: IMÁGENES FESTIVAS O VALORES ETICOS

Agosto es el mes festivo por excelencia. En muchas localidades se suceden las fiestas patronales en honor a santos de muy diversa índole que llegaron a tal condición por dedicar su vida y su muerte, en muchos casos, al cuidado de los demás, a la solidaridad, a la generosidad o a la justicia social. Igual que hoy otras muchas personas dedican su vida a los demás: misioneros como el Padre Miguel o no misioneros, como quienes integran organizaciones como Médicos sin Fronteras o tantas personas anónimas que trabajan, por poner un ejemplo, en los Bancos de Alimentos, tan solicitados hoy en día.

Pero volviendo a la fiesta, lo que más me da vueltas al cogote es que en estas fiestas hay quienes adoran al Santo en cuestión, pero al Santo figura, al de madera, yeso o con lo esté hecho el susodicho; y lo cuidan, lo adornan, lo visten, lo pasean, le cantan, le lloran, le piden... Sin embargo, muchos de ellos después de cantarles y adorarles olvidan lo verdaderamente importante del Santo: que no es la figura, sino su obra, sus valores, su entrega, su solidaridad, su generosidad, lo que significó en la vida. Curiosamente, esos valores no son adorados, ni adornados, ni cantados, ni solicitados, ni llorados, ni vestidos, ni paseados por lo adoradores.

Y cuando algún sacerdote medio loco se permite recordarles que, además de la figura, lo que representa es aquello de lo que todos carecemos y que más nos valía saber y entrenar esas cualidades, sale escarmentado por la concurrencia idólatra.

Es la idiosincrasia particular española. Ya lo decía mi madre cuando (pobrecita mía) en su inocencia sobre este país decía: “no entiendo cómo en España hay tantas Vírgenes, pero si madre de Jesús sólo hubo una” ¡Qué le vamos a hacer!