Últimamente la política y las opiniones se van generando y
posicionando en extremos como en una especie de bandadas que se colocan en
posición. Se generan debates que, a veces, parecen no llegar a ningún sitio
porque no están entre las grandes preocupaciones de los ciudadanos.
Me asombran ciertas afirmaciones no por lo que suponen, ni
por lo que dicen, que siempre tienen cierto grado de razón, sino por lo que
olvidan. Porque esta sociedad habla mucho de ciertas desigualdades y se olvida
de otras esenciales para el desarrollo de los jóvenes. Por ejemplo, en los
institutos he visto pocas actividades curriculares fuera de las materias
propias, principalmente porque en la ESO y Bachillerato, los tiempos están muy
medidos y los profesores tienen que dar la materia en tiempo récord; al menos
en las Comunidades donde no hay exámenes en septiembre.
Pero sí que llevan a cabo excursiones culturales que me
parecen importantes, pero que conllevan un coste para las familias. Ahí ya no
vale ni pines parentales, ni debates sobre igualdad. Porque hay familias que no
pueden autorizar a sus hijos a un viaje cultural porque está fuera de sus
posibilidades económicas.
Pero de eso no hablamos. Nos dedicamos a otras cosas, a ver
quién la dice más gorda; en eso parece consistir la política de hoy en día.
Claro que estas preocupaciones pueden resultar banales a
nivel político, ya que no se puede enfatizar, ni clamar mediante posiciones extremas. Hace falta mucho más para profundizar en ellas, como en otras muchas que, supongo, no he mencionado. Pero para ello están ustedes.
Mientras tanto, esperaremos al próximo debate que nos
distraiga de nuestra pobreza económica y existencial.
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