lunes, 27 de julio de 2015

LAS DIVERSAS SENSIBILIDADES NAVARRAS Y MUCHAS MÁS

El nuevo Gobierno de Navarra habla mucho de sensibilidades. La propia Presidenta hablaba en una radio de sensibilidades de navarros aberzales y navarros españoles, por definirlos de algún modo, especificó. Pero olvida la Presidenta que hay más sensibilidades, entre ellas las de aquéllos que no queremos ser definidos, ni encajados, ni delimitados, a los que no nos gustan los condicionamientos de grupo; aquéllos que, quizás por haber vivido en pueblos, sienten que los localismos, la defensa exacerbada de lo propio, de lo nuestro como lo mejor, del trabajo para los de casa, de la vivienda para los de aquí, no hace más que provocar endogamia y empobrecimiento; aquéllas sensibilidades que gustan de lo otro, que se enriquecen con los demás, a los que les gusta ver el mundo en su amplitud, sin las fronteras físicas, sin las diferencias locales, regionales o nacionales. Sensibilidades abiertas a nuevos horizontes, a nuevas actitudes, a nuevas costumbres, o, mejor, abiertas a eliminar costumbres, a fulminar el deber ser por el ser mismo.

Esa sensibilidad ¿dónde la ubican? Esa sensibilidad que no quiere ser juzgada por criterios aberzales ni nacionales. Me habla, el nuevo Gobierno, de libertad de elección, pero¡ qué libertad puedo tener si para acceder a un puesto en la Administración las sensibilidades que aprenden euskera tienen más puntos, 5 ahora, quién sabe cuántos después? De qué libertad me habla si en su programa habla de una navarra plural, para después definirla como euskaldun y orgullosa de sus dos lenguas. Cuando habla de pluralidad, pero desde la euskaldunizacion. En serio, no sé si este gobierno cree que se es plural cerrando el paso del trabajo a gentes que vengan de fuera, imponiéndoles una lengua con la cual no tienen ninguna relación. Y a mí me gusta que venga gente de fuera, gentes diversas, plurales. Eso es pluralidad. Evidentemente, estamos en dos planos diferentes, este Gobierno cree que hay una frontera entre Navarra y comunidades como La Rioja y Aragón. Yo no lo creo. Soy ribera.

Yo quiero que mi cultura se embadurne con trazos de múltiples colores, con todos los colores que sea capaz mi sensibilidad de abarcar. No me aprisiones entre cuatro paredes. Me niego.

Las culturas nacen, se desarrollan y desaparecen. Le pasó a los pueblos mesopotámicos como los sumerios o babilonios, a los griegos o a los romanos. Queda su legado, que hay que tener presente, pero mirando hacia delante, hacia culturas más abiertas, abiertas de verdad, sin condicionamientos, ni definiciones posteriores y, sobre todo, menos cerradas en sí mismas.

Entiendo que las restricciones de épocas pasadas hayan supuesto, para las sensibilidades aberzales, una opresión que hoy ha explotado en exceso y quieran, ahora, vivir y sentir únicamente su cultura. Pero es hora de abrir puertas, de compartir, de verdad, no con las limitaciones que el Gobierno impone, de no establecer distinciones, salvo las puramente individuales, alejarse de convencionalismos, formalidades y leyes eternas.

Porque si estamos hablando de sensibilidades, no deberían mezclar algo tan personal con la política. La política debe estar guiada hacia todos. La cultura, simplemente no debe ser impuesta, sino ofrecida y que cada cual se sienta libre de querer o no acceder a ella. Del mismo modo que quienes desean aprender música, pintura, escultura, idiomas acceden por su cuenta a los diversos servicios que se ponen a su disposición, sin que se les den más puntos por ello.

Yo no tengo miedo a su Gobierno. Espero las mejoras sociales y de bienestar como prioridades básicas, aunque no comparto muchas de las medidas con las que pretenden alcanzar esos objetivos. Pero eso sí, no me vengan ensalzando el localismo como algo nuevo, no me vengan con discursos anclados en el pasado. Mi meta social es humana, simplemente humana, no aberzale, ni española, ni definida. Porque esa meta, ese objetivo está por construir y no puede sujetarse en viejos cimientos, sino en cimientos nuevos, mejores, enriquecidos y más robustos.