martes, 1 de abril de 2014

ESTA COCHINA EUROPA

Y es así. Esta cochina Europa que pone por delante los intereses financieros que los de sus propios ciudadanos. Esta cochina Europa que nos obliga a apretarnos el cinturón hasta asfixiarnos. Esta cochina Europa que nunca tiene suficiente y exige más. Que mira con recelo a los países del sur, suponiéndonos vagos y demasiado festivos. Esta cochina Europa que vuelve a ser la de otros tiempos cuando, todavía desunida, manejaba con la diplomacia de los países de siempre, esos que nos vienen a la cabeza hoy, los hilos de los intereses de determinadas Compañías, por ejemplo cuando todavía había colonias. Y, curiosamente, todas esas cábalas que se hacían entre diplomáticos, se hacían sin contar, por supuesto, con algunos invitados, como los Ministros de España, a los que escuchaban, sí, para darles las migajas. Cierto que no podemos hablar muy alto, pues fuimos potencia mundial, aunque se hicieran ricos muchos con nosotros y nuestros gobernantes.

Y esa cochina Europa de siempre se repite más que nuestro ajo a la Sra de Beckham. Porque vuelven a repartir las migajas. A España le toca la PAC, de la que no para de hablar el PP. Pero a costa de eliminar otras empresas. ¿Cómo sino se entiende lo que pude oír hace unos meses en la radio sobre una feria en Zaragoza donde nuevos astilleros de empresas, creo que holandesas, buscaban profesionales cualificados aquí para trabajar allí, mientras se desmantelaban los nuestros? Algunos dicen que tenemos gente muy cualificada: ingenieros, científicos y operarios. No en vano hemos sido una potencia mundial marítima, hasta que llegó la pérfida Albión. Pero el tener gente cualificada no vale para España. España debe cultivar tierra, nada más. Y lo hacemos bien, pero podremos hacer algo más. Porque si bien es cierto que la agricultura es fuente de riqueza, empleo y medio ambiente, a veces, no sólo de verduras y fruta vive el hombre.

Sí. Esa cochina Europa nos pide ahora que vayamos a votar. Y eso después de actuar con un cinismo  muy propio de ella. Porque mientras nos dicen que gastemos menos, hace un informe para decirnos que los españoles pobres somos más pobres todavía. No hace falta informes para eso. Pero, a pesar de ese cinismo, pues hay que hacerlo, hay que votar en Europa a ver si de una vez hablamos claro y desmontamos de una vez esa cochina forma de hacer las cosas. Cambiarla es cuestión nuestra y en nuestro voto esta esa posibilidad. Por lo menos soñemos con ello.

Y si no soñamos, al menos, a falta de buenos gobernantes, que es lo que siempre nos ha pasado, hagamos como el Capitán Alatriste, luchemos aunque la batalla parezca perdida.

De paso, humildemente pido, como formada en comunicación, que de nada sabe y habla de todo,  que alguien me corrija, porque, siendo así, en estas cosas peco de hablar más con el estómago que con la cabeza. Y es que la cabeza suele hablar en alemán, inglés o chino, que está de moda. Yo hablo español y francés, mal asunto  hoy.