Por eso vuelvo a releer a mis
amigos del 98 y encuentro que nada ha cambiado. Es bueno releer porque en la
relecturas encuentras nuevas perspectivas, porque tú mismo eres distinto. Te
han pasado cosas.
Releo a Valle Inclán en su Tirano
Banderas y encuentro no pocos detalles que recuerdan nuevos tiempos. Pero no
quiero hoy reflexionar. Quiero invitar a la reflexión con estos autores y
algunos retazos que cualquiera le traeran semejanzas.
Por ejemplo cuando el
Director-propietario del periódico “Criterio Español” le dice al periodista que
cubre un acto político en el que se reivindicaban derechos sociales e
individuales “Nosotros no podemos decir que el público premió con una ovación
la presencia del licenciado Sánchez Ocaña. Puede usted escribir: los aplausos
oficiosos de algunos amigos no lograron ocultar el fracaso de tan difusa pieza
oratoria, que tuvo de todo, menos de ciceroniana”.
O cuando momentos antes se señala
“el Gobierno del General Banderas, con la autorización de esta propaganda,
atestigua su respeto por todas las opiniones políticas”. Aunque, poco después,
el acto en cuestión es boicoteado por los agitadores de Banderas, para conseguir
que acabe en un altercado, justificando así lo que habitualmente dicen los
potentados personajes de los que defienden las libertades y derechos de la
gente: unos alborotadores.
O, aún más, en otra frase
contundente “los principios humanitarios que invoca la Diplomacia, acaso tengan
que supeditarse a las exigencias de la realidad Palpitante ”.
¿NO les suena a algo?
Y podríamos seguir tomando
apuntes de aquí y allá y veríamos cómo acabamos mendigando como Max Estrella o
con el desaliento de Andrés Hurtado.