viernes, 11 de enero de 2013

SANIDAD, PARA QUÉ DECIR MÁS


Hablar con la gente te hace reflexionar. Hoy he hablado con alguien de este tema y señalaba que había habido muchos abusos en lo que se refiere a la utilización de las Urgencias o de las recetas. Y ahí nos hemos enfrascado un poco en una pequeña discusión sobre a lo que llamar abusos, porque yo sigo insistiendo en que nadie tiene ganas de pasarse 5 horas en urgencias por mero placer.
Sin embargo, una vez llegados a este punto hay que reflexionar sobre por qué decimos que ha habido abusos o por qué la gente va a urgencias. Pues quizás es muy sencillo, porque si vas al médico te tendrás que conformar con que te mande al especialista que te dará cita allá por tres meses vista, con suerte. Hay quienes esperan, muchos, hay quienes se van a urgencias y hay quienes después de esperar, de que le vea un especialista, de que no le solucionen nada, acaba yendo a la consulta privada donde le atiende el mismo médico que le atendió en el Hospital por consulta y ¡Eureka! Resulta que en ocasiones da en el clavo. Cierto que en la consulta privada tiene más tiempo para examinarnos.
Bien, pues a lo mejor no abusamos tanto nosotros. A lo mejor habría que comenzar por examinar cuánto abusan algunos médicos que cobran la exclusividad y, sin embargo, tienen consulta privada. Porque los médicos pueden renunciar a la exclusividad (supone un 35% de reducción) y tener su consulta privada. Pero no lo hacen todos.
Caso de las recetas. Cierto, hay quienes pillan un cargamento de recetas. Pero quién tiene la culpa, ¿el paciente? Eso es lo que nos quieren hacer creer. Pensemos, y esto se ha dicho ya tropecientas mil veces. ¿Cuál es la razón por la que para un tratamiento de 3 días te dan una caja con un montón de pastillas? ¿Qué haces luego con tantas pastillas? Ahora, como tenemos que pagar, a lo mejor los pacientes se tienen que dedicar a intercambiarse medicación. Cuestión: ¿cuál es la razón por la que no hacen envases adecuados a cada tratamiento? Sencillo porque no interesa a las multinacionales farmacéuticas.

Podríamos seguir deshilvanando cuestiones de este tipo, pero la conclusión sería siempre la misma:

EL PACIENTE ES UN ABUSÓN, UN GASTADOR, UN DERROCHADOR, UN QUEJICA, NO TIENE NADA, NO HACE MÁS QUE GASTAR, MIENTRAS LOS ADMINISTRADORES NO HACEMOS MÁS QUE PENSAR POR SU BIEN
¿A QUE SÍ?